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miércoles, 30 de septiembre de 2009

Detrás de cada comienzo...

Los comienzos son fascinantes, pequeños trozos de irrealidad entre tanto caos. Estás llenos de preguntas, de buenas intenciones. Los comienzos, esos recolectores de mariposas que tienden a entorpecer movimientos que deberían haber sido más ágiles. Maldita torpeza incrustrada en pasos indecisos. Pero, ¿serían los comienzos tan excitantes si conociéramos el final de antemano? ¿Habríamos bajado del tren si hubiésemos sabido el destino?
Los comienzos son un juego del azar que nos sumergen en una montaña rusa infinita con sus altos y sus bajos y, aunque, en ocasiones parezca ralentizarse, siempre llega el empujón final, la caída en picado que nos devuelve a la realidad o nos hunde aún más en la espiral onírica. Cada comienzo significa algo: romper, empezar, avanzar, dejar lastres atrás; en cierta forma, los comienzos son una vía de escape, el cartel de "Salida" al final de un pasillo interminable y esa lucecita verde fluorescente nunca pudo haber llegado en mejor momento. Los comienzos nunca revelan su verdadera identidad hasta que ya es demasiado tarde y sus promesas zalameras se convierten en telarañas que se amarran a la cintura. Hemos caido. Ese es el problema de los comienzos: es muy dificil ver venir el nudo.
La rutina se adapta con una facilidad sorprendente a los imprevistos y enseguida abre sus puertas a nuevos rostros, a nuevos ojos que emanan sinceridad, una segunda oportunidad. Estúpida rutina que confía en lo abstracto de lo novedoso. Sensaciones ajenas que intentan reemplazar con éxito a todas las demás que ya no tienen cabida, a todo lo que evoca momentos ahora incómodos, extraños. Todos hemos sido un momento, un recuerdo, un nombre que no se debe ni puede decir en voz alta por miedo a la nostalgia. Todos hemos sido vetados, excluidos, sustituidos por un calco contradictorio de nuestro reflejo. Todos hemos sido un comienzo que nunca debió terminar.
Los comienzos son emocionantes en pequeñas dosis suministradas con sumo cuidado para no desestabilizar en exceso el sistema nervioso. Cuando el final se ve tan de cerca, el comienzo parece un souvenir que no debió haber llegado a nuestras manos. El tiempo jugaba en nuestra contra desde el principio, pero no quisimos ver, no quisimos creer. Y hoy la rutina se mofa de nuestra ingenuidad y se niega a abrazar esta nueva vulnerabilidad que impregna cada rincón.
El final ha llegado sin avisar, no podía ser de otro modo y ahora toca escapar, bajar del tren y esperar en la estación hasta que llegue el siguiente. No tengo billete, ni prisa, no tengo idea realmente de nada, sólo me queda contar latidos que caen en picado del pecho y rompen como cristal contra el suelo.
Todos hemos sido un comienzo. Yo fui un comienzo que nunca llegó a encontrar su sitio, un comienzo que se niega a creer en la benevolencia del tiempo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Segundas oportunidades ...¿alguna vez fueron buenas?

¿Qué se esconde en el silencio de dos amantes que ya no se pertenecen, de dos amantes que se resisten a apartar la mirada? Los amantes han vuelto a mirarse hoy como auqella primera vez en el metro y han visto que estaban equivocados, que después de todo, el gris no era tan mala opción. Los amantes han vuelto a entrelazarse entre las sábanas que un día les ataron a la cama para recuperar el sudor que solía mojarlas y fue extraño sentir de nuevo la seda en la piel cuando sus manos llevaban cerradas demasiado tiempo. Por fin cayó el muro que les impedía ver más allá de su testarudez y abrieron la puerta para atreverse a recordar y descubrir que el tiempo pasa factura si no prestamos atención.
Los amantes han querido ensimismarse en la belleza del silencio, en ese eclipse entre corazón y parpadeo ralentizado que regala un instante de escapismo. Los amantes han querido perderse en horas de nostalgia para volver a intentarlo, para dar una segunda oportuidad a ese saco de huesos de ahí enfrente, el mismo sacó que juró estar ahí siempre sin preguntas ni condiciones.
¿Qué recordar cuando el rencor ha intoxicado los recuerdos, cuando "nosotros" dejó de importar hace tiempo? ¿Qué rescatar del olvido para sobrevivir un día más, una tarde más encerrados en estas cuatro pareces que encogen por segundos?
Los amantes han sabido aceptar lo evidente y por esa misma razón se cogieron aún más fuerte de la mano , para no soltarse nunca, para no dejarse marchar con tanta ligereza. Porque tenían un plan, hicieron un pacto, se prometieron amor eterno y aún no estaban listos para faltar a su palabra.
Los amantes se habían preparado para el fin, pero una chispa volvió a prenderlo todo y abrieron los abrazos para aferrarse a su otra mitad que poco distaba de aquel prototipo inicial que rompió el molde. Los amantes han pregonado su estupidez a los cuatro vientos; han pasado por alto tantas cosas que ya no importan y la más leve sospecha de un futuro mejor coloniza sus tardes de domingo.
Hoy los amantes han sacado su pañuelo blanco para dar comienzo a esta tregua indefinida hasta nuevo aviso. Después de tanto tiempo, por fin vuelven las mariposas, las canciones empalagosas i inevitablemente pegadizas; vuelve el perfume en la nuca y "los tacones que tanto te gustan"; vuelven los planes a corto y largo plazo, el chalet en las afueras, ese viaje a Paris pospuesto en tantas ocasiones, los post its melosones que avasallan baño, frigorífico y dormitorio. Y vuelve el miedo, la eterna duda: ¿cuánto tiempo antes de la próxima crisis, del nuevo intento de fin?
Amantes, vivid sin tapujos mientras tengáis el valor para defender quiénes sois. Nadie tiene todas las respuestas y el presente es demasiado vertiginoso como para desperdiciarlo con dudas y limitaciones. amad a quién améis sin pensar en el odio inminente que aparece después del fin; latid, respirad, vibrad por ella, por él, por todos, luchad por manternelos a vuestro lado, pero tened presente que en ocasiones toca perder y no queda más remedio que dejarla marchar y esperar volverla a ver algún día con otros ojos, con los mismos ojos con los que siempre quisiste verla desde el principio.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los amantes


Amantes dolidos

amantes amordazados

amantes que esbozan sonrisas contagiosas

que saltan sin paracaidas

amantes desangrados

que yacen exhaustos en lechos lascivos

amantes que luchan contra lo evidente

que no se rinden

que se entregan sin preguntas

amantes que rompen la barrera del sonido

y derriban paredes con bailes húmedos

amantes que se equivocan

que cierran los ojos y buscan perdón

de amantes capaces de perdonar.

Amantes generosos

amantes orgullosos

amantes robados

amantes envidiosos

amantes provisionales.

Amantes amados.

Víctima y verdugo

Y volver a ser yo, de nuevo yo
sin el peso de tu juicio
es a todo lo que puedo aspirar
mientras me pierdo en reverencias marchitas
ante una crueldad sin precedentes.

Y repetirme una y otra vez
que estos latigazos no dejarán marca
que el carmín se teñirá en silencios
quebrados por el eco de tus pasos.

Ya no resisto
no puedo aguantar tanta ambigüedad
andar y andar sólo por inercia.
No quiero andar si no es para avanzar
no quiero andar si no es para moverme.

Hoy he madrugado para despertar a los amantes
y negarles mi bendición
esos amantes que yacen entrelazados
en sábanas prestadas, estigmatizadas
por casualidades que flagelan mi corazón.

Pobre corazón que tiembla en la oscuridad
pobre verdugo que tiembla de compasión.
Pobre corazón que se deja fustigar
pobre verdugo que debe fustigar.

¿Quién es más culpable
la presa, que aun viendo el peligro no huye
o el cazador, que conociendo la fragilidad sale al acecho?