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martes, 29 de diciembre de 2009

Tipi, el reno bucanero (parte 2)

Llegó el 24 de diciembre y todo era caos, como de costumbre: juguetes que necesitaban retoques de última hora, el trineo nunca estaba lo suficientemente limpio, las dificultades de Papá Noel para entrar en su traje...Todos estaban alterados, todos excepto Rudolph, el reno de cerebro minísculo que no veía más allá del parpadeo intermitente de esa nariz ridícula que como era habitual, horas antes de partir para el reparto de juguetes, se encontraba aislado en su establo provisto de la mejor hierba de la región y agua fresca del glacial más cercano. Le esperaba un largo y duro viaje y o debía ser molestado. Pero Tipi conocía el recinto como la palma de su mano, sabía los escondites perfectos y los recursos para acceder al reno en plamitas. No obstante, no podía evitar sentir confusión y cierta nostalgia al volver después de tanto tiempo.
Abrió la puerta del establo y allí estaba Rudolph, boquiabierto y paralizado por la impresión.
--Ha pasado mucho tiempo, Tipi.
--Lo sé. Concretamente 10 años, naricitas.
--¿A qué has venido? Lo último que supe de ti es que te habías fugado con los Reyes Magos. Nadie he recibido noticias tuyas, incluso tus padres perdieron toda esperanza de volver a verte. ¿Por qué has vuelto? ¿Por qué?
--Déjate de tanta preguntita, ¿Vale? Como si te importara...
--¡Claro que me importa!
--¡Basta! Además, no hay tiempo para estas formalidades. He venido a impedir que lideres el trineo de los sueños este año. no puedo consentirlo.
--Me temo que eso no depende de ti. Hace ya mucho tiempo que perdiste todo derecho sobre mí. Y ahora, si no es mucho pedir, quiero que te vayas por dónde has veido y desaparezcas de nuevo. Al parecer, se te da de vicio.
--Sabes tan bien como yo que no pueod hacer eso.
Entonces Tipi sacó su sable plateado, el mismo sable con el que se convirtió en el mejor secuestrador de pingüinos del continente y amenazó a rodolph con él sacándolo del establo y obligandole a subir al tejado de Industrias Noel.
--Noelianos, este año la Navidad será distinta.
Todos los noelianos, intrigados por el escándalo salieron de ss casas para ver qué ocurría. De inmediato, el reno-topo de Papá Noel fue a informarle de la situación y éste, al ver que se trataba de Tipi, se levantó sobresaltado y con una gran preocupación en sus ojos. "Oh, Tipi, ¿Qué vas a hacer?" pensó y salió sin perder ni un segundo más hacia el lugar.
Mientras tanto, Tipi y Rudolph, continuaban con la conversación pendiente que inicaron en el establo.
--Diez años, Tipi, diez años sin dar señales de vida, ni una carta, una llamada, nada. ¿Cómo crees que me he sentido todo este tiempo?
--¿Tú? ¿Y cómo crees que me he sentido yo? ¿Acaso crees que fue fácil para mi abandonar mi hogar, mi familia, mis amigos para secuestrar pingüinos para venderlos y facilitar adopciones ilegales? ¿Crees que me disfrutaba con ese estilo de vida? No me quedó otra opción, Rudolph, me echaron. ¿Qué se supone que iba a hacer?
--Quedarte, imbécil. Sabes muy bien que no tenías por qué haberte marchado, pero tu estúpido orgullo...
--¿Mi estúpido orgullo? Ya veo, todo fue por mi estúpido orgullo, ¿verdad? No Rudolph, yo no sería un cobarde como tú. Auquella noche...
Papá Noel llega al lugar y de repente ve a los dos renos subiros en lo alto del tejado. En ese momento supo lo que iba a ocurrir y a qué había venido.
--¡No! Tipi, por favor, baja del tejado, hijo. Hablaremos aqui abajo.
--¿Hijo? Aún tienes la osadía de llamarme hijo después de todo.
--Vamos, Tipi, sé que aquella noche fui injusto contigo, no me porté como era debido y me arrepiento, no sabes cuánto me arrepetiento, pero he cambiado, todo es muy distinto ahora. Hijo, no tienes ni idea de cuánto te he echado de menos.
Faltaban cuatro horas para la media noche y la Navidad peligraba. Todos estaban asustados por los impulsos violentos de Tipi, era imprevisible y el reno de oro corría peligro.
--Ahora has cambiado. Ahora has cambiado, ¿verdad? ¿Y por qué será que no te creo?
--Hijo, de verdad, en cuanto te perdi supe que había cometido un error, el más grande.
--Me conmueves, "padre"--dirigiéndose a los noelianos--¿Que´réis saber la verdad? ¿Queréis saber qué tipo de persona es vuestro "Padre"? Pues aqui va. Hace diez años, en una noche como ésta, acudi a Papa Noel para que me ayudase con algunas cuestiones...¿Cómo decirlo?..Delicadas, sí, algunas cuestiones delicadas.
--Tipi...
--No, no, tranquilo, "padre", deje que escuchen la historia, es fascinante. Como decía, esa noche fui al despacho de Papá Noel para que me ayudase con algunas cuestiones. ¿Qué cuestiones, os preguntaréis? Muy bien, resulta que hace 10 años me ocurrió lo mejor que a nadie le puede ocurrir: me enamoré, pero mi amor no era convencional, por´decirlo de algun modo. Me enamoré de otro reno. Del reno con nariza de neón, el mismo reno que se encuentra a mi lado ahora mismo. estaba emocionado, él tambien me amaba y queríamos la bendición de Papá Noel, pero todo lo que recibi fue rechazo y un precioso ultimatum: "o te olvidas de esta insensatez ahora mismo y ocupas tu lugar como líder del trineo o desaparece de aqui y no vuelvas nunca". Yo, desconcertado miré a mi amado para encontrar alguna respuesta, pero él agachó la cabeza y no dijo palabra. Entonces me fui esa misma noche.
--Si tan doloroso fue para tií, ¿por qué has vuelto?-preguntó Rudolph.
--He vuelto porque ya no soy aquel reno asustadizo de hace diez años, he vuelto porque quiero reclamar lo que por derecho me corresponde. Yo era el elegido, el que debía conducir el trineo y me lo arrebataron. Dirigiéndose a Rudolph--y tú me mentiste. Todo fue una farsa después de todo.
--Eso no es cierto, Tipi. Nunca he dejado de pensar en ti en todo este tiempo. No sabía si estabas vivo, muerto, ...nada. Si quieres matarme, adelante, pero no quiero pasar otros diez años sin ti.
Sorprendido por las palabras de Rudolph, Tipi bajó el sable y se acercó lentamente al reno de nariz brillante y después de diez años, sus narices volvieron a tocarse como la primera vez. Los noelianos, conmovidos por la historia, aplaudireon y recriminaron a Papá Noel por su actitud: "Tipi, bucanero, lidera el trineo. Tipi, bucanero, lidera el trineo". Calmando a la multitud Papá Noel consiguió decir unas palabras.
--Hijos mios, venid aqui, por favor. Nunca debi haber impedido vuestro amor, ni mucho menos desterrarte, Tipi. Estaba ciego y entiendo que nunca quieras perdonarme. Pero, ahora me gustaría intentar recompensarte por mi estupidez y sería para mí un orgullo si aceptaras ocupar el puesto que siempre te ha correspondido.
--Lo haré con una única condición. Que Rudolph, vaya siempre a mi lado y lideremos el trineo juntos.
--Así se hará hijo, así se hará.
Como prometió Papá Noel, esa misma noche los dos renos lideraron el trineo de los sueños, y lograron repartir todos los jugutes a tiempo. Tipi y Rudolph liderarían el trineo durante varias décadas más hasta que les llegó la hora de su jubilación y se trasladaron a una cabaña de las montañas, donde dedicarían los últimos años de sus vidas rescatando y acogiendo a pingüinos desamparados hasta el día de su muerte, pero no nos dejaron del todo.
Dicen que cada noche de Navidad, se puede ver en el cielo a dos renos de nariz brillante. Es sólo un instante, y no todos pueden verlos, sólo aquellos afortunados que están a punto de enamorarse. Asique ya sabéis, si un día miráis al cielo y véis dos narices relucientes, sonreid y preparad el muérdago porque sois los siguientes.

domingo, 27 de diciembre de 2009

Tipi, el reno bucanero (parte 1)

Esta es la historia de Tipi el reno más estrambótico de todo el círculo polar. Vino al mundo en una noche plagada de pequeñas catástrofes que elaboraron sin saberlo la anécdota más entrañable que habría podido imaginar. Sus padres, Rolo y Cenea, empleados fieles de Papá Noel, esperaban que su hijo siguiese sus mismos pasos y con suerte, algún llegara a liderar el gran trineo de los sueños. Pero no sabían que Tipi, el reno bucanero, seguiría un camino bien distinto.
Educado en las mejores escuelas del ártico, tuvo una infancia ejemplar, destacaba en todo lo que hacía y trabajaba duro, muy duro, pero todo intento se veía ensombrecido por Rudolph, ese reno de nariz roja que obnubilaba a todos con su ternura vomitiva. Fuese adonde fuese, ahí estaba Rudolph con esa sonrisa pegada con locktite y esos ojos grandes que parecían mirar siempre al horizonte. El reno bucólico que parecía haber caido en gracia y había relegado a Tipi a un tedioso y desquiciante segundo plano. Esto le produjo cierto resquemor, y la rabia se fue acumulando dando su vida un giro radical.
Al alcanzar la madurez renal, Tipi había rechazado todos los valores inculcados por la sociedad polar, por eso cuando Papá Noel lo llamó a sus filas se negó; no sucumbiría a una vida de conformismo y simplicidad. No seguiría las órdenes de Rudolph ni se conformaría con ser uno más del montón. Y tuvo que huir. Dado que sólo había sido educado para empujar trineos, se construyó uno propio y se dedicó a secuestrar pingüinos a cambio de obsequios brillantes. Intentó, en vano, reclutar a algunos duendes fabrica-juguetes de la sección de devoluciones, pero Papá Noel tiene unos contratos vinculantes practicamente irrevocables.
Se acercaba la Navidad, la peor época del año para Tipi, y asqueado con el mundo, saltó desde lo alto de una colina para poner fin a su mísera existencia con tan mala suerte de estamparse contra una pila de peluches defectuosos. Entonces Tipi lo vio claro, había tocado fondo, pero era hora de recuperar su vida. Él no había nacido para secuestrar pingüinos, él era un reno, descendiente de los mejores renos nunca vistos y haría justicia a su linaje. Tenía una cuenta pendiente con Rudolph.

martes, 22 de diciembre de 2009

Extremos

Somos extremos opuestos
que han decidido converger
y el roce de los hemisferios
ha profanado tangos andresianos.
Siente el contoneo
mira la curva perfecta
de dos variables anónimas
y aplaude la perfecta ejecución de su baile
mañana estarán muertos
sólo tus retinas pueden salvarlos.
El número de pisotones aumenta por segundos
tan pronto los pies se sincronizan con las palpitaciones
y manos y cuerpo emprenden el camino
hacia los albores de la armonía.
Pero mi extremo y el tuyo
dejan de ser compatibles
en cuanto el suelo se olvida de temblar.
y tu hemisferio colisiona
contra otro continente.
Entonces ocurre
miradas que se bifurcan
dedos que se esquivan
y esos dos cuerpos que electrizaban la atmósfera
se transforman en troncos arrítmicos
que se repelen.
Bravo, mis queridos títeres
bienvenidos al inhóspito universo
de las despedidas sin preaviso.
Fue un placer bailar un lento
antes de olvidarte.
Me habría gustado bailar un lento
antes de olvidarte.


domingo, 13 de diciembre de 2009

Mortadela biónica, sueños recurrentes y otras armas de destrucción masiva

En las noches de aburrimiento soberano aflora la sensación inquietante de dejarse llevar y descubro que el suicidio colectivo no es tan mala opción después de todo. El brevaje está en proceso, el refrigerio perfecto: mortadela biónica sazonada con pimienta verde empalada en pan de molde mohoso que servirá de edredón provisional, mientras que en la nevera, aguarda con impaciencia el elixir que deberá transportarme al olvido; el colocón supremo maquillado de brotes esquizofrénicos de conformismo.
Con las manos en los bolsillos y la mente puesta en vitrocerámicas de papel maché, lentamente herviré pensamientos, calentaré ideas que se enfriarán en horas diseñadas para perderse en instantes intermitentes de arrebatos programados. Todo estará en calma mientras el monstruo asuste. Cuento sus alaridos y ya ascienden a cuarenta; cuarenta por minuto y las cuerdas vocales se mantienen intactas.
Colocada de palpitaciones y corazonadas, decido encerrarme en mi laboratorio de catástrofes particulares y repaso uno a uno los puntos a favor y en contra para fabricar sueños recurrentes y otras armas de destrucción masiva. Por fin he dado con la receta y los ingredientes perfectos:500 gramos de ingenio, un litro de líquido ocular, un kilo de imágenes restrospectivas y una pizca de deseo molido, todo ello triturado con la más abosoluta determinación de encontrar esa vuelta de tuerca que debería marcar el punto de inflexión. Pero, ¿qué punto de inflexión? ¿Qué hay que inflexionar cuando la línea es tan perfecta?
He escondido los espejos para evitar miradas impertinentes, miradas inquisitivas que se creen con derecho de campar a sus anchas en un rostro que las rehuye. En estas horas en las que nunca me entiendo, he aprendido a inventarme latidos, viles impostores que tienen como objetivo suplantar a los originales, estos clones árticos que necesitan un estímulo para copiar reacciones acarician los ventrículos de tal forma que la suplantación es prácticamente perfecta. Pero es lo único que conozco. Es lo únco que hay y ha habido siempre. Juego, platonismo y utopía. La ecuación derivada de un ser a medias. El "quiero y no puedo" por fin ha logrado levantar su imperio y la reconquista parece inviable, al menos hoy, cuando nada funciona como debería y todo está fuera de lugar.
Mortadela biónica, sueños recurrentes y otras armas de destrucción masiva y un sofá y una manta y dos ojos que nunca dejaron de buscar.

sábado, 28 de noviembre de 2009

Uno, dos, tres...

Esta es la consecuencia de ver películas de esas que hacen pensar a horas que obligan a pensar si seguimos despiertos.
¿Cuál es la delgada linea que separa realidad y fantasía? Esa linea unas veces tan permisiva y otras férrea como murallas de lanzas erigidas para darnos de bruces.¿Cómo saber cuándo mis ojos se cierran para despegar hacia mundos perdidos en paraisos de neón donde las nubes no flotan, apresan, y soy prisionera de ideas que encadenan, de palabras artificiales plasmadas en poemas minimalistas y su sonrisa no es mi sonrisa y sus destellos no son mi fuego, ni mis estrellas, ni mis ganas de comerme el mundo, mi mundo. Nuestro mundo.
Me he convertido en arquitecto de deseos, pero sólo consigo darles forma a base de hormigón armado y pintura acrílica que proclama romper tendencias y normas obsoletas; pero sin trazos innovadores o estructuras nunca vistas, porque lo que debería ser visible no llega a ojos de todos. He fabricado risas con arrugas de otros rostros y he esperado el momento justo para despertarte, para obligarte a dar ese portazo ensordecedor que me encerró en sueños grises. Duermo entre sábanas que engañan con olores que me transportan a respiraciones idealizadas, a corazones que no laten, no por mí al menos y mi cabeza no se atreve a ir más allá del horizonte mullido del edredón. Hace frío para caminar sin pijama y el pasillo es interminable hasta llegar al baño donde el espejo me espera para juzgarme y recordarme una vez más que no soy quien afirmo ser.
He conseguido quedarme afónica entre tanto silencio y la delgada linea onírica ha prometido volver a visitarme; nunca rompe su promesa. Le encanta jugar conmigo, borrarme del mapa, reinvertarme, cambiar idioma, amigos y cicatrices, víctimas y verdugos y me obliga a creer que todo tiene un fin aunque la oscuridad me obnubile. Entended mi reticencia a saltar si únicamente me espera vacío, una posibilidad entre un millón de tocar las nubes. Tocar las nubes en caida libre, eso es imposible. No, no es imposible si vuelco el cielo y el mundo gira a mi antojo, gravedad retrospectiva me gusta llamarla. Una fuerza que en lugar de obligarnos a caer nos fuerce a subir, a darnos contra el cielo hasta llenar nuestras cabezas con aire, con levedad. Mi duda es,¿explotaríamos o seguiríamos subiendo? ¿Si se inviertese el orden habría Luna, habría Sol, habría estrellas, habría infinito?
Quiero aprender a pensar marcha atrás, a pensar en cómo el futuro altera el pasado, como el presente pende de un hilo cuando el espacio temporal se vuelve caprichoso. Uno, dos, tres...ahora quiero dejar de imaginar, de recordar, de mezclar realidad con collages de recuerdos; todos son fragmentos de realidades ambiguas no aptas para perpetuar las normas del juego. Uno, dos, tres...ahora quiero entender por qué el tiempo magnifica, exagera todo de forma descomunal, y los años son ladrillos que nos entierran en nichos de ilusiones perdidas. Uno, dos, tres...
Ahora quiero empezar a encontrar respuestas.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Cuánto deseamos caer?

Tropecé tantas veces que por fin aprendi a volar no sin antes descubrir que las alas son desechables. He sido la larva más rezagada de todos los capullos, pero mi ralentización es justificada: a veces necesitamos caer hondo, tan hondo como los pulmones aguanten, hasta que labios y piel se tiñan del azul blanquecino del hielo. Entonces, el corazón emite ondas magnéticas que nos atraen con una rapidez sobrenatural hacia la superficie y no queda más remedio que volver a empezar con la convicción de estar en lo cierto. Pero lo cierto es tan relativo que pierde todo su matiz entre tanta subjetividad.
Cierra los ojos, selecciona y elimina todo lo que no necesitas, lo que duele y resetea esta máquina imperfecta rellena de órganos y un esqueleto epiléptico que no puede evitar sacudirse cada vez que le rondas. Ha llegado el momento de reinvertarse, de prolongar lo inevitable con arrebatos de locura y la constante tentación de huir sin más. Contemos los segundos que caben en una sonrisa y los innumerables flashbacks que vendrán tras ella. Agarremos esos dedos idolatrados y dibujemos con ellos el camino hacia la salida del laberinto, de este sendero turbulento enquistado por tanta ambigüedad. Si el egoismo mueve el mundo, parémoslo en seco hasta que todo recobre su equilibrio y fijemos una fecha límite antes de que caduquen más almas sedientas de eternidad.
Siempre he circulado por el carril no preferente y he debido esperar pacientemente mi turno cuando mi coche era tan bueno o mejor que el resto. ¡Qué putada reducir de quinta a primera cuando todo lo que quiero hacer es ir más y más rápido. Mi error fue presuponer que la rapidez era imprescindible para llegar a mi destino, cuando en verdad, lo primordial era estar despejada y atenta a las curvas.
Ahora debo aprender a perder, no de cualquier manera, sino perder de la forma correcta, de la forma que nos obliga a enriquecernos a pesar de nuestros intentos de permanecer en el atraso del rencor. Debo perder para apreciar en su plenitud la satisfacción de ganar y descubrir realmente cuánto de lo que quiero se esconde detrás de esa victoria.¿Ha merecido la pena? ¿Era lo que necesitaba? No, mejor no ir por ahi, no cuando el inconformismo es la respuesta para todo y esa afirmación paradójicamente perfecta marcará el ritmo de la caida. La única pregunta que queda por formular es: ¿Cuánto deseamos caer?

martes, 17 de noviembre de 2009

Con la fuerza justa

Respiremos en grupos de cuatro para compartir momentos irrepetibles y comprobar que el aire es limitado cuando se exceden las inhalaciones reglamentarias. Ocho pulmones que medirán los intervalos de oxigenación en horas muertas de aburrimiento; cronómetros de vida que no pueden permitirse el lujo de retrasarse.
Latamos en packs indivisibles para formar pelotones de emergencia entrenados para lidiar con crisis existenciales y bajones que se convierten en pozos sin fondo. Cada latido marca el compás de soliloquios internos que seran modificados a la hora de hacerse públicos por miedo a ser juzgados con la misma ligereza con la que se idearon. Y la insensatez se paga.
Miremos las estrellas en telescopios gigantes con objetivos inmensos que nos recojan a todos en este infinito tan frío y sintamos la libertad desgarradora de pertenecer a la nada, al vacío de ser comunes en la más absoluta arbitrariedad. Porque venimos de horas de pasión, de errores inconscientes que se encarnaron en órganos y vísceras listas para reclamar su lugar en un mundo predeterminado por el afán de prescribir verdades sin tener en consideración el porcentaje de falacia escondido en cada verdad.
Existamos en masa, en multitudes desconocidas unidas por la incertidumbre que todos rehuyen y esquivemos miradas desafiantes y golpes que apuntan a matar. Retemos a las fuerzas que nos separan y a las leyes que nos imponen los valores erróneos. Respetemos la individualidad por haberla ganado, por haber comprendido todo el procesio previo que lleva hacia ella, no por creernos merecedores de ella únicamente por respirar. Todo es un ciclo que puede alterarse, hundirse y reflotar, pero nunca romperse. Seamos inteligentes y giremos con la fuerza justa para no marearnos.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Tesis de todos mis...¿fracasos?

¿Cómo se pasa de soñar la vida que tienes a tener la vida que sueñas? 25 horas me hicieron falta para convencerme y dar la cara a pesar de los peligors que me esperaban ahí fuera. Creci a pasos agigantados y ahora, sin embargo, parece que involuciono por momentos. La ingenuidad es tan suculenta cuando sobrevuelan tantos monstruos por las inmediaciones. El juego adquiere una nueva dimensión cuando tirar el dado acerca aún más a las mazmorras y los comodines dejaron de ser acumulables. Ya no es divertido. Me niego a creer que me encuentro en otro nivel, en uno superior que me conduce vertiginosamente hacia más preguntas, hacia dudas que se disipan con más dudas y nunca obtengo respuestas.
Y la realidad es ésta, a mis 23 años aún sigo sin tenerlo claro y la palabra "tesis" retumba en mi cabeza cada vez más a menudo. Problema, hipótesis, metodología, corpus y conclusiones que aún no sé por dónde cogerlas. Es inevitable cuestionarlo todo. ¿Debería trabajar más? ¿He escogido bien? ¿Todo esto me lleva a algún sitio?Prefiero no pensar en las respuestas, no por ahora, no justo cuando empiezo a ilusionarme. Cuento con apoyo, tengo amigos, nuevos amigos, amigos que no se irán nunca, y a veces, sólo cuando es estrictamente necesario, recuerdo a viejos amigos, amores, a todas aquellas personas que a pesar de haberse hecho un hueco cerraron la puerta.
Pero en esta nueva etapa no hay rencor, y poco a poco se va erradicando la nostalgia, pero es dificil, muy dificil, la nostalgia es adictiva y ésta combinada con la melancolía es altamente tóxica, nuclear. ¿Qué he aprendido? ¿Con qué me quedo al final de todo? Después de tanto caos y frenesí ya no sé ni qué pensar. Después de todo, esto era una lotería y conocía a la perfección mis números, pero aún así decidi jugar; los resultados son irrelevantes.
Lo he decidido, voy a hacer una tesis sobre todo lo que me ha llevado hasta aqui, todos los factores que intervinieron en el desarrollo de los hechos. Será un estudio cualitativo, o más bien cuantitativo, creo que tengo sujetos suficientes; ahora bien, mi duda reside en la metodología: ¿entrevistas?¿Cuestionarios? Todo parece tan fácil cuando se tira de teléfono, pero no, no funcionará, aún no he desarrollado las dotes cognitivas necesarias para descubrir qué pasaba por sus cabezas, qué querían, qué necesitaban y me temo que mi estudio sólo se convertiría en una sarta de teorías subjetivas-aproximativas basadas en el principio fundamental de "es así porque me da la gana". ¿Qué tipo de investigadora sería si quebrantase el rigor cuadriculado del proceso? Mejor postulo para mi sola y entierro todas estas cuestiones a 100 metros donde no pueda verlas, donde la curiosidad no las encuentre.

viernes, 30 de octubre de 2009

El don de poder olvidar

El nihilismo de tu voz ha vuelto concéntricamente a evaporarme, justo cuando empezaba a exigir un poquito de atención, de notoriedad. Eres una burbuja que se empeña en mantenerme flotando ensimismada en un recuerdo que nada tiene que ver con la realidad. ¡Cómo te deleitas manipulando cada cuerda mientras yo intento perder la cabeza de la mejor manera posible! Vivo en un circo ambulante de payasos y adivinos disfuncionales, mientras dejo mi futuro en manos de títeres que proclaman ser salvadores, dignos, únicos. Realmente he conseguido superar el listón de patetismo establecido años atrás y he logrado poner la guinda a un pastel amargo.
Ahora, gracias a hechos desafortunados, me atrevo a coquetear con la misantropía por pereza a intentarlo una vez más, a abrir los brazos a una nueva oportunidad que ya me consume antes de empezar. No hay destino que valga, ni karma o equilibrio del cosmos; ni frases hechas, o clichés tediosos, todas esas palabras sacadas del diccionario de la autocompasión. Terapias emocionales que únicamente lo empeoran aún más. Y justo cuando piensas que no puedes ir más allá, que ya no hay vuelta atrás en esta espiral de celos, rabia y dolor, lo vuelves a hacer. Y así fue como sobrepasé el umbral de patetismo. Nadie habría pensado que hubiera uno, pero qué suerte la mía, yo di con él y saboreo cada segundo de gloria hasta que me empalague.
Hoy he vuelto a pensar en ti y sólo quiero arrastrarme de vuelta a mi escondite, a alabar la belleza del silencio y la virtud de la honestidad en peligro de extinción en pleno siglo XXI. Se calcula que dentro de 150 años el mundo se regirá por los principios de la falacia o "verdad maquillada" como muy bien les gusta calificarla a cobardes y mentirosos compulsivos. Hoy he vuelto a pensar en ti a pesar de todas las advertencias y mira qué cosas me haces decir. Consigues transformarme en todo lo que más detesto, en la versión de mí que sólo aflora cuando las demás no se atreven a dar la cara y en días como este envidio el don de poder olvidar.

martes, 20 de octubre de 2009

Cambio, compro, vendo

Vendo tiempo a cambio de compañía, unos minutos de diálogo vacío, palabras impacientes por salir de las fronteras infranqueables de mi cabeza. El precio a pagar para esquivar días entre cuatro paredes. Cambio opiniones por cordialidad, me ajusto, me adapto más de la cuenta a nuevas corrientes mendigando atención, sonidos ajenos, miradas que extraño. Vendo tiempo a cambio de otro tiempo, el que se pierde, el que no sirve de nada si no le encontramos uso, todo tiene su uso y siempre lo descubrimos tarde. Compro momentos, segundos de subsuelo que me anclen a mi nueva realidad, a la que debo abrazar, a la que debo respetar tal y como está a pesar de tener en mente algún que otro cambio. Regalo recuerdos caducos, recuerdos que se gastaron de tanto evocar y ahora duelen; ya no me pertenecen, ya no los quiero. Están almacenados en cajas apiladas en rincones abandonados, en esas esquinas que ya no sirven ni para pensar y su mera presencia estorba, incomoda, escuece.
Vendo, compro, cambio retales de sentimiento teñidos de buenos propósitos, de borrón y cuenta nueva y comienzos exprés en un lugar que parece prometedor. Me despojo de todo lo que no me obligó a quedarme y busco consuelo en la trivialidad del azar y el juicio subjetivo de la justicia. La suerte está echada.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Detrás de cada comienzo...

Los comienzos son fascinantes, pequeños trozos de irrealidad entre tanto caos. Estás llenos de preguntas, de buenas intenciones. Los comienzos, esos recolectores de mariposas que tienden a entorpecer movimientos que deberían haber sido más ágiles. Maldita torpeza incrustrada en pasos indecisos. Pero, ¿serían los comienzos tan excitantes si conociéramos el final de antemano? ¿Habríamos bajado del tren si hubiésemos sabido el destino?
Los comienzos son un juego del azar que nos sumergen en una montaña rusa infinita con sus altos y sus bajos y, aunque, en ocasiones parezca ralentizarse, siempre llega el empujón final, la caída en picado que nos devuelve a la realidad o nos hunde aún más en la espiral onírica. Cada comienzo significa algo: romper, empezar, avanzar, dejar lastres atrás; en cierta forma, los comienzos son una vía de escape, el cartel de "Salida" al final de un pasillo interminable y esa lucecita verde fluorescente nunca pudo haber llegado en mejor momento. Los comienzos nunca revelan su verdadera identidad hasta que ya es demasiado tarde y sus promesas zalameras se convierten en telarañas que se amarran a la cintura. Hemos caido. Ese es el problema de los comienzos: es muy dificil ver venir el nudo.
La rutina se adapta con una facilidad sorprendente a los imprevistos y enseguida abre sus puertas a nuevos rostros, a nuevos ojos que emanan sinceridad, una segunda oportunidad. Estúpida rutina que confía en lo abstracto de lo novedoso. Sensaciones ajenas que intentan reemplazar con éxito a todas las demás que ya no tienen cabida, a todo lo que evoca momentos ahora incómodos, extraños. Todos hemos sido un momento, un recuerdo, un nombre que no se debe ni puede decir en voz alta por miedo a la nostalgia. Todos hemos sido vetados, excluidos, sustituidos por un calco contradictorio de nuestro reflejo. Todos hemos sido un comienzo que nunca debió terminar.
Los comienzos son emocionantes en pequeñas dosis suministradas con sumo cuidado para no desestabilizar en exceso el sistema nervioso. Cuando el final se ve tan de cerca, el comienzo parece un souvenir que no debió haber llegado a nuestras manos. El tiempo jugaba en nuestra contra desde el principio, pero no quisimos ver, no quisimos creer. Y hoy la rutina se mofa de nuestra ingenuidad y se niega a abrazar esta nueva vulnerabilidad que impregna cada rincón.
El final ha llegado sin avisar, no podía ser de otro modo y ahora toca escapar, bajar del tren y esperar en la estación hasta que llegue el siguiente. No tengo billete, ni prisa, no tengo idea realmente de nada, sólo me queda contar latidos que caen en picado del pecho y rompen como cristal contra el suelo.
Todos hemos sido un comienzo. Yo fui un comienzo que nunca llegó a encontrar su sitio, un comienzo que se niega a creer en la benevolencia del tiempo.

domingo, 20 de septiembre de 2009

Segundas oportunidades ...¿alguna vez fueron buenas?

¿Qué se esconde en el silencio de dos amantes que ya no se pertenecen, de dos amantes que se resisten a apartar la mirada? Los amantes han vuelto a mirarse hoy como auqella primera vez en el metro y han visto que estaban equivocados, que después de todo, el gris no era tan mala opción. Los amantes han vuelto a entrelazarse entre las sábanas que un día les ataron a la cama para recuperar el sudor que solía mojarlas y fue extraño sentir de nuevo la seda en la piel cuando sus manos llevaban cerradas demasiado tiempo. Por fin cayó el muro que les impedía ver más allá de su testarudez y abrieron la puerta para atreverse a recordar y descubrir que el tiempo pasa factura si no prestamos atención.
Los amantes han querido ensimismarse en la belleza del silencio, en ese eclipse entre corazón y parpadeo ralentizado que regala un instante de escapismo. Los amantes han querido perderse en horas de nostalgia para volver a intentarlo, para dar una segunda oportuidad a ese saco de huesos de ahí enfrente, el mismo sacó que juró estar ahí siempre sin preguntas ni condiciones.
¿Qué recordar cuando el rencor ha intoxicado los recuerdos, cuando "nosotros" dejó de importar hace tiempo? ¿Qué rescatar del olvido para sobrevivir un día más, una tarde más encerrados en estas cuatro pareces que encogen por segundos?
Los amantes han sabido aceptar lo evidente y por esa misma razón se cogieron aún más fuerte de la mano , para no soltarse nunca, para no dejarse marchar con tanta ligereza. Porque tenían un plan, hicieron un pacto, se prometieron amor eterno y aún no estaban listos para faltar a su palabra.
Los amantes se habían preparado para el fin, pero una chispa volvió a prenderlo todo y abrieron los abrazos para aferrarse a su otra mitad que poco distaba de aquel prototipo inicial que rompió el molde. Los amantes han pregonado su estupidez a los cuatro vientos; han pasado por alto tantas cosas que ya no importan y la más leve sospecha de un futuro mejor coloniza sus tardes de domingo.
Hoy los amantes han sacado su pañuelo blanco para dar comienzo a esta tregua indefinida hasta nuevo aviso. Después de tanto tiempo, por fin vuelven las mariposas, las canciones empalagosas i inevitablemente pegadizas; vuelve el perfume en la nuca y "los tacones que tanto te gustan"; vuelven los planes a corto y largo plazo, el chalet en las afueras, ese viaje a Paris pospuesto en tantas ocasiones, los post its melosones que avasallan baño, frigorífico y dormitorio. Y vuelve el miedo, la eterna duda: ¿cuánto tiempo antes de la próxima crisis, del nuevo intento de fin?
Amantes, vivid sin tapujos mientras tengáis el valor para defender quiénes sois. Nadie tiene todas las respuestas y el presente es demasiado vertiginoso como para desperdiciarlo con dudas y limitaciones. amad a quién améis sin pensar en el odio inminente que aparece después del fin; latid, respirad, vibrad por ella, por él, por todos, luchad por manternelos a vuestro lado, pero tened presente que en ocasiones toca perder y no queda más remedio que dejarla marchar y esperar volverla a ver algún día con otros ojos, con los mismos ojos con los que siempre quisiste verla desde el principio.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Los amantes


Amantes dolidos

amantes amordazados

amantes que esbozan sonrisas contagiosas

que saltan sin paracaidas

amantes desangrados

que yacen exhaustos en lechos lascivos

amantes que luchan contra lo evidente

que no se rinden

que se entregan sin preguntas

amantes que rompen la barrera del sonido

y derriban paredes con bailes húmedos

amantes que se equivocan

que cierran los ojos y buscan perdón

de amantes capaces de perdonar.

Amantes generosos

amantes orgullosos

amantes robados

amantes envidiosos

amantes provisionales.

Amantes amados.

Víctima y verdugo

Y volver a ser yo, de nuevo yo
sin el peso de tu juicio
es a todo lo que puedo aspirar
mientras me pierdo en reverencias marchitas
ante una crueldad sin precedentes.

Y repetirme una y otra vez
que estos latigazos no dejarán marca
que el carmín se teñirá en silencios
quebrados por el eco de tus pasos.

Ya no resisto
no puedo aguantar tanta ambigüedad
andar y andar sólo por inercia.
No quiero andar si no es para avanzar
no quiero andar si no es para moverme.

Hoy he madrugado para despertar a los amantes
y negarles mi bendición
esos amantes que yacen entrelazados
en sábanas prestadas, estigmatizadas
por casualidades que flagelan mi corazón.

Pobre corazón que tiembla en la oscuridad
pobre verdugo que tiembla de compasión.
Pobre corazón que se deja fustigar
pobre verdugo que debe fustigar.

¿Quién es más culpable
la presa, que aun viendo el peligro no huye
o el cazador, que conociendo la fragilidad sale al acecho?

domingo, 30 de agosto de 2009

¿Un mero estado?

¿Y si la soledad es una forma de vida y no un estado transitorio? ¿Y si las mariposas revolotean pero se acaban consumiendo en el estómago hasta apagar su luz? Siempre nos han dicho que existe una persona para cada persona, pero ¿quién garantiza que sea así? ¿Quién se cree con derecho para dar respuestas cuando la pregunta sigue en el aire? "Llegará cuando menos te lo esperes", "Hay más peces en el mar", "No te merece"...expresiones que ya forman parte del vademecum de los consejos absurdos y peligrosamente enervantes.
¿Y si la soledad es una forma de vida y no un estado transitorio? Cena para uno enfrente del televisor; noches de cotilleo barato, chocolate y autoconvicción: "estoy dónde quiero estar y como quiero estar. No necesito más." Es tan fácil no preocuparse, no pensar, no exigir si no te exigen, no dar si no recibes, no soñar si al cerrar los ojos no sonríes. Todo se estanca en este fascinante estado de apatía que se tranforma en un brebaje entrópico. Y ahora las fotos se desvanecen en las retinas, los recuerdos se vierten en urnas que quiebran el silencio y la gramola se ha detenido en las canciones equivocadas. Pista libre para la nostalgia. Rienda suelta a la frustración que tiende a estallar en la más absoluta oscuridad.
Si la soledad es una forma de vida y no un mero trámite, me han engañado. Si abri los ojos para mirar al vacío, si naci para no sentir, para no saber lo que es la perfección, entonces sali perdiendo en el cambio. Sólo hay una oportunidad, un único intento para hacerlo bien, no hay tiempo para pensar en las consecuencias. Los pros y cons ya no son la salida, simplemente el atajo hacia un camino más facil en teoría.
Seamos masoquistas y enfrentémonos a todos los obstáculos que nos invitan a huir si detrás de tanto contratiempo se esconde la respuesta.

viernes, 21 de agosto de 2009

Los porcentajes no cuadran

Esta entrada, la cual aún no me atrevo a calificar, va dedicada a la persona que me ayudó a impulsar esta reflexión en una tarde de bochorno salmantino a la sombra de edificios que desprenden ráfagas de aire acondicionado cada dos minutos. Para ti Maru.
Una reflexión sórdida me emparanoyó en estos días de exilio, en esos días en los que la banalidad es más suculenta de lo que nunca habría pensado. Todo empezó con una duda lógica de contabilidad, porcentaje más bien, y de repente mi infancia sufrió un duro golpe equiparable a cuando descubrí que los clásicos de Disney no eran tan inocentes como nos querían vender o que los niños no venían de París sino de otro lugar más raro y desconocido llamado Útero. Debía de estar realmente lejos porque tardaban nueve meses en llegar...
¿Quién no recuerda a esas criaturillas azules tan adorables que vivían en champiñones de madera y siempre lograban escapar de un gato tedioso y su dueño con esa voz desquiciante? Efectivamente, mi reflexión de hoy está dedicada a los Pitufos con papá pitufo al frente de este clan ambiguo. Y mi duda viene ahora: ¿Por qué tanto pitufo y sólo una pitufilla? ¿Cuál era el verdadero propósito del creador de la serie? ¿Explotación? ¿Persecución? ¿Poligamia? ¿Abstinencia? ¿O en verdad pretendía que la célebre Pitufina fuera la madre de las futuras generaciones pitufiles? Machismo y lascividad en estado puro. Una ama de casa de masas con demasiadas obligaciones y aparentemente pocos derechos.
Por otra parte, nunca tuve muy clara la relación que unía a todos los pitufillos, ni el sistema de reproducción por el que se regían, pero a menos que se tratase de conejos, veo bastante inviable que una criatura conciba tantas cabezas azules a corto plazo.
Son fascinantes las diferentes teorías que se me ocurren y todas las historias paralelas que podría narrar ahora mismo, pero me temo que todo perdería su encanto si me dejase embaucar por el morbo y la especulación. Por lo que prefiero omitir todo este asunto y respetar a estas dulces criaturas que cada año arrasan en las listas de ventas con sus increibles recopilatorios: "Los Pitufos maquineros: este año versiones de clásicos del pop ligero" (Oh my).

jueves, 13 de agosto de 2009

Rayos y centellas

Truenos y relámpagos y una tranquila tarde de jueves se convierte en una tarde shakespiriana con sus tragedias y comedias, su cócktail vertiginoso de destino certero, designios caprichosos, sed de venganza y frascos de veneno recién exprimido listo para consumir. Todo da vueltas; estoy naufragando hacia islas desiertas con el miedo inevitable a despeñarme y no sé si encontraré el camino de vuelta a casa, no sé si quiero volver a casa. Cae el agua como si no costase, cae tan fuerte que erosiona el aire; yo quiero formar parte de ese aire, sentir cómo me fundo entre la lluvia, coger mi libro de conjuros y otras cosas extrañas y leerlos en voz alta en medio de un círculo improvisado hecho con piedras en medio del campo.
Sí, definitivamente es una buena tarde para disfrutar de la excentricidad, para pensar más de la cuenta e idear estratagemas, fantasear con la delicada Portia y sus tres cofres o impedir que Romeo beba ese veneno. Faltó tan poquito para que se encontraran...Cualquier cosa para demostrar que no soy una causa perdida, un alma descarrilada que siempre debe salir por la puerta de atrás. No obstante, el estruendo de los truenos me devuelve a la realidad y el eco me recuerda al oido que nací para escribir historias no para vivirlas, me repite que debo permanecer inmóvil, en silencio porque hablar siempre hace daño y medir las palabras es un arte místico que tan sólo unos pocos privilegiados dominan y yo no me encuentro entre ellos.
Se acerca el punto álgido, el cúlmen de la paranoia y no puedo escapar de la tempestad, el frasco de veneno encima de mi mesilla es muy tentador y la soledad se ha convertido en un hábito. El tiempo parpadea tan despacio que se pierde muchas cosas. Se ha perdido tantas cosas que el balance, como siempre, sale negativo pero la rutina y el ocio forzado lo hace más fácil tras el susto inicial.
Y ahora que la tormenta parece amainar, mi sentido común me da un toque de atención para que deje de divagar. Sólo necesitaba un subidón de dramatismo y azar caprichoso para saber quién soy y dónde me encuentro. Dejo atrás acantilados y criaturas maquiavélicas para centrarme en recuperar mi anormal normalidad.
Ser o no ser no es la cuestión, la cuestión, amigos míos, es querer ser.

miércoles, 12 de agosto de 2009

¿Dónde ir?

¿Dónde vamos cuando necesitamos escapar, cuando el aire es tan denso que nos asfixia con tan sólo intentar ponernos en pie? ¿Cuál es ese rinconcito del mundo, de nuestro pequeño mundo, que nunca enseñamos a nadie, que mantenemos escondido por miedo a profanar su sacracidad? Ese lugar casi unidimensional donde nos retiramos a soñar cuando el miedo se vuelve intenso, ese lugar que nos acoge cuando el horizonte amenaza tormenta. ¿Dónde vamos? ¿Qué hacemos cuando no estamos listos para hablar?
Dime tu lugar, dime tu secreto para aguantar, dime dónde te ocultas cuando todo parece moverse a cámara lenta. Enséñame dónde el tiempo y el espacio dejan de compartir dimensión y sólo tú eres capaz de manipularlos con un arte casi innato.
Yo solía tener mi lugar, un lugar donde el sol daba tan fuerte que me quemaba a franjas; "Langosta humana" me llamaban. Allí me escondía de todo, atesoraba mis pensamientos psicótico-obsesivos que únicamente un masoquista empedernido podría disfrutar. Allí he leido, he conocido a poetas de dudosa vocación, he escrito, perdón, he creido escribir, he visto, he entendido todo al revés sin saber que era la mejor forma de entenderlo todo. Allí me resigné a perder para volver a creer que los monstruos del armario sólo existen cuando los llamo.
Ahora necesito ese rincón, me llama tan fuerte como el canto de sirena a un marinero a punto de naufragar y aunque intento sustituirlo, no puedo engañarme, la soledad no sabe tan bien cerca de casa. Ahora necesito parar el tiempo e ignorar el deseo constante de querer volver a atrás. Ahora necesito no pensar, ni reflexionar, ni divagar, ni hablar, ni compartir, únicamente olvidar. No necesito discursos existenciales, ni el recurrido juego metafórico de suerte y destino. Sólo quiero escapar, ser cobarde, egoista; pensar, actuar y hablar sin filtro, sin esta dictadura gramatical que paraliza mis palabras, pero en este caso, la anarquía es imposible y es cuestión de tiempo que entre en razón.

domingo, 9 de agosto de 2009

Me gusta

Me gusta la lluvia cuando el otoño se acerca y todo huele a humedad, a pureza; el agua cae sobre mí y todo es distinto, todo es nuevo. Me gusta tumbarme en la cama mientras escucho música y cierro los ojos, y pienso en mis cosas, en lo distintas que podrían ser en cómo podrían haber sido y envidio a Paul McCartney porque yo nunca conseguiré escribir una canción tan bonita como "Yesterday" ni dedicar estribillos desgarradores al amor de mi vida. Me gusta ir al cine, tan a menudo como la cartelera lo permita yquedarme hasta el final, ver los créditos, saborear lo que he visto, asimilar la historia, quizá identificarme con alguno de los personajes y salir de la sala con el deseo de haberla visto en V.O.
Me gusta verter pensamientos sin sentido, soñar despierta, pasear en las noches de primavera mientras repaso mentalmente momentos, dudas, inquietudes y esperanzas. Me gusta ver atardecer y quedarme fija en esa linea sin fin que me ciega durante unos instantes. Me gusta mirar la luna llena, sentir cómo el tiempo se para, nada ni nadie importa, únicamente el silencio y la dudosa ventaja de ser efímera.
Me gusta escribir cuando no siento nada porque es cuando mejor distingo lo que importa realmente; me gusta escribir para alguien, un receptor anónimo que varía a mi anotojo, a veces eres tú, otras te oculto y te sustituyo para no malcriarte, necesito desintoxicar el corazón de tanto sentimentalismo. Me gusta estar con mi sobrina, jugar, abrazarla porque todo está lleno de primeras veces, y me sorprendo a mí misma sonriendo más a menudo de lo que habría imaginado.
Me gusta conducir de noche cuando todos duermen y perderme entre acordes y calles borrosas. Me gusta volver a casa tras semanas fuera porque a veces olvido cuánto necesito recordar. Me gusta estar con mi familia, mis amigos, escucharles, que me escuchen, compartir, llorar, reír, saber que forman parte de mí y yo de ellos. Me gusta viajar, leer, ir a conciertos, hacer el amago de cocinar, aporrear a Rosita, fingir que soy una estrella del rock, cantar a pesar de la amenaza de lluvia, hacer algo por placer no por obligación ni por miedo. Me gusta salir un sábado por la noche sin ideas preconcebidas, así la nada decepciona. Me gusta la Navidad, comprar regalos, dar con ese algo que sé hará ilusión, ver la cara de sorpresa al abrirlo. Me gusta toda la gama de Kinder y sigo pensando que no es justo que el verano limite tanto su venta. Me gusta esperar lo imposible con la ilusión de poder alcanzarlo algún día. Me gusta la primavera, su olor, su color, todo. Me gusta mi cumpleaños; para mí no es sólo un año más, sino un año lleno de recuerdos, un balance cronológico que todos deberíamos hacer. Me gusta conocer gente nueva que merezca la pena mantener en mi vida; que me enseñen y me ofrezcan otra perspectiva menos subjetiva.
Supongo que lo que quiero decir entre tanta confusión y párrafos repetitivos es que me gusta estar viva a pesar de las consecuencias.

Extrañas premoniciones



Antes de llegar

ya sabía que te irías

eras aire

polvo

nada.

Antes de entrar

ya cerrabas la puerta

fuerte

eco

olvido a tu paso.

Yo sólo podía esperar

contar segundos

los segundos justo antes de despegar

y salir volando hacia ninguna parte.

Es duro ver cómo tu cometa se aleja

sin control

sin dirección

sin intención de volver.

Antes de cerrar los ojos

ya intuía que al abrirlos

nada sería igual

fue tentador permanecer así para siempre

pero al fin y al cabo

las ensoñaciones

son sólo espuma cósmica

que se desvanecen con el temor de una soledad inminente.

Por eso,

justo por eso

antes de cogerte

tuve que caer.

martes, 28 de julio de 2009

El masoquismo es lo que impera

Breve apunte: Odio que la gente baje las ventanillas del tren sin permiso. Me da igual que haga sol y moleste; no a todo el mundo le molesta y es una forma muy estúpida de joder el paisaje. Si quieren dormir que aprendan a soportar la luz solar como hacen los nórdicos.
"¿Qué nos impulsa a dar el paso aun sabiendo que estamos perdidos? ¿Quién nos da ese último empujón que necesitamos para atrevernos a hacer lo que llevamos meses secretamente planeando? Es curioso el indice de masoquismo registrado en la sociedad. Los datos son escalofriantes: 4 de cada 10 personas cometen una estupidez cada día, en su mayoría movidas por arrebatos emocionales o empacho desmedido de romanticismo. Parece un porcentaje alto. No obstante lo verdaderamente escalofriante es qué ocurre con esos 6 individuos que actúan de manera impecable. Existen dos teorías totalmente extremistas opuestas entre ellas: unos defienden que ese 60% ya es feliz y no necesita ponerse en evidencia para serlo aún más, mientras que otros prefieren pensar que esta mayoría privilegiada no cree en gestos tontos para obtener un bien mayor. Y es una pena realmente porque no hay nada más liberador que hacer una gran gilipollez de cuando en cuando para descubrir lo que queremos realmente.
Yo me encuentro dentro de ese porcentaje de locos que aún creen en el amor verdadero, de los apasionados del flechazo y la química instantánea, de los mismos que aun siguiendo solos, sueñan despiertos por haber encontrado un nuevo motivo, quizá no el mejor, pero un resquicio de esperanza nunca viene mal. Si, soy uno de ellos a pesar de mi insistencia en equivocarme, a pesar de mi mal ojo e ideas ridículas que nunca acaban bien. ¿Por qué seguir intentándolo? Es una buena pregunta y no creais, yo misma me la formulo con demasiada frecuencia, pero es que la respuesta es tan evidente: sigo intentándolo porque uno de estos días uno de estos intentos cuajará y soñaré despierta con motivo, y me regodearé en las estupideces que nos escribimos cada noche y dibujaré en las nubes caras sonrientes mientras me como un árbol por no mirar por dónde voy, dolerá, y mucho, pero si un chichón es el precio que hay que pagar para ser feliz, ahora mismo firmo cinco.
Asique sí, podría decir que me siento orgullosa de pertenecer a ese 40% que vive de la incertidumbre y falsas esperanzas, esas 4 personas de cada 10 que alguna vez se han planteado contratar a unos mariachis para cantar en la puerta de tu casa, esos 4 individuos que se pierden en poemas romanticones y canciones empalagosas de Celine Dion, esos 4 ilusos que vuelven a casa con un jarro de agua fría y otra grieta más en el corazón. Pero mañana será otro día, un cruce, una esquina, la consulta del médico...cualquier sitio es bueno para empezar de nuevo y volver a intentarlo. El masoquismo es lo que impera.

lunes, 27 de julio de 2009

A grandes rasgos

Tras una nueva perspectiva alejada del subidón del momento y del cansancio marcado en mis huesos, he decidido hacer balance a cinco días de imsomnio, música atronadora y un contacto demasiado exhaustivo con vecinos procedentes de la pérfida Albión. He tenido una semana para pensar largo y tendido sobre una experiencia que "todos debemos pasar una vez en la vida" según palabras de aficionados a las aglomeraciones y sólo se me ha ocurrido preguntarme "por qué?". ¿Por qué dormir una media de 3 horas diarias? ¿Por qué hacer colas interminables hasta para lavarte los dientes? ¿Por qué soportar empujones, puñetazos, guiris borrachos y asalvajados? ¿Por qué fui capaz de montar dos veces nuestra "casa" improvisada con la incertidumbre de si la siguiente noche volvería a desmoronarse? ¿Por qué no me importó alimentarme única y exclusivamente de sándwiches monocondimentados y sobaos a palo seco? ¿Por qué resisti una exposición al sol demasiado alta para lo que estoy acostumbrada?
Pues muy sencillo: porque de todo se aprende y estos cinco días me enseñaron que no podría haber tenido una experienca mejor y porque soy joven y antes de que pueda decir lo contrario, nadie debería perderse la oportunidad de castigarse un poquito para celebrar que podemos castigarnos que podemos sentir dolor, cansancio y satisfacción, todo en cuestión de segundos porque cuando miles de personas sin relación aparente saltan y cantan al unísono el suelo no es lo suficientemente grande para acogernos a todos.

martes, 21 de julio de 2009

48 horas de morfina

Cuarenta y ocho horas para dejar de respirar, sólo 48 horas y todo habrá acabado, no como querías, no como habías planeado, pero todo habrá acabado. ¿En qué piensas cuando los somníferos y calmantes te nublan el juicio? ¿Cómo te entristeces por dejar a los que más quieres cuando no puedes ni abrir los ojos para mirarlos por última vez,para tergiversar sus miradas de compasión por miradas cándidas que te acompañarán hasta el final? "No es justo" piensas; claro que no es justo, nunca lo es y nadie puede obligarte a creer lo contrario, pero estás demasiado débilc omo para dar ese golpe en la mesa que alivie un poquito la rabia; el mismo golpe que todos damos alguna vez y que en ocasiones se encuentra muy cerca de romper alguna articulación.
Y empieza el balance. ¿Lo habré hecho bien? ¿Podría haber aprovechado mi tiempo mejor? ¿Llegué realmente a ser feliz? No sirve de nada martirizarse con preguntas demasiado profundas a estas alturas, no merece la pena desperdiciar estas horas cronometradas en reflexiones sin salida. Cierra los ojos, respira hondo y no te quejes, no maldigas, no llores, no le des ese gustazo, no pienses, no te muerdas la lengua, no caigas en el engaño de arrepentirte de todo, de intentar buscar otra solución para resarcirte y haber propiciado un giro del destino. Simplemente memoriza la cara de tu hija a sus 22 años, y reza por que sobreviva sin ti, por que se convierta en la extraordinaria mujer que debe ser y abrázala, asegúrale que la quieres, que no le quepa duda y que pase lo que pase el cielo siempre es un buen espejo en el que buscarse, incluso cuando las nubes asoman peligrosamente.
Ahora duerme, y tararea esa canción que tanto te obesesionaba cuando besaste por primera vez al chico que te gustaba ¿Recuerdas cómo fuiste corriendo a contárselo a tus amigas? Piensa en cómo te sentiste cuando nació ella, en las promesas que hiciste, en todos los años que envolvías regalos para ella con la ilusión de haber acertado ese año. Cierra los ojos y relaja el cuerpo, déjate llevar sin miedo, sin lágrimas ni llantos quebrados. Véte sin preguntar "por qué hoy" "por qué yo". Así debía ser y nada podría haberlo evitado. Véte con la firme convicción de haber sido una madre impecable, una esposa extraordinaria y de tener uno de los corazones más grandes del mundo. Ojala tuviésemos más de esos, brillan por su ausencia. Véte y acepta este humilde intento de homenaje, esta despedida informal que a nadie interesa en verdad, pero la oscuridad nos asusta cuando la ves tan de cerca.
Véte con la certeza de haber sido un ser magnífico.

sábado, 11 de julio de 2009

11 de julio

Hoy hace ya 7 años y no encuentro palabras suficientes que te hagan justicia. Te quiero.

miércoles, 1 de julio de 2009

Vamos a contar mentiras

Seamos deshonestos para variar y ocultemos una vez más la verdad. Ahora que el día de tu ausencia se acerca vertiginosamente, no diré que siento tu pérdida, no admitiré que te echo en falta, no volveré a repetirme que me equivoqué, que estuve tan cerca, y aún así, me equivoqué. Vamos a contar mentiras tralará para convertir las sardinas en linces y las liebres en gusanos hermitaños que no se separan de ti a pesar de la promesa tentadora de algo mejor, algo eterno y utópico después de todo esto.
Seamos egoistas por una vez y cojamos todo lo que por derecho nos pertenece. No lo dejemos escapar, al menos no sin luchar por ello, porque cuando vuele, ni el tiempo, ni la distancia, ni el sueño nos harán olvidar, nos ayudarán a sentirnos menos culpables. ¿De qué sirvió llorar? ¿De qué valieron esas noches deambulando entre atisbos de verdad si únicamente me hicieron sentir más pequeña? Indefensa. Finita. ¿Qué clase de "Padre" crea a sus "Hijos" con fecha de caducidad?
Once días,cuenta atrás, once días que comenzaron hoy, que me alejaron de lo correcto, once días que me obligaron a despedirme antes de tiempo con un estúpido "hasta mañana". No querías que me fuese, lo sé. No podías admitirlo, y yo lo sabía todo, pero no escuché tu súplica entrecortada por el agotamiento. Tú no eras tú y yo no era yo, al menos lo intentaba para despistarte a ti y a todos, para autoconvencerme de que era lo mejor. ¿Qué fue de esa sonrisa que se te dibujaba al verme aparecer? ¿Qué fue de ese abrazo casi eterno que se resistía a dejarme entrar en casa? Ya he perdido la cuenta de todo lo que no te dije, de todo lo que ahora podría contarte. Espero que te hayan puesto al día de todas las rarezas que estructuran mi vida porque es sólo el principio de todo lo que aún me queda por hacer.
Seamos caprichosos y recordemos únicamente lo que nos apetezca, lo bueno, lo extraordinario, lo eterno. Pero recordemos de corazón, sin que duela, un poquito nada más; recordemos para entender por qué estamos dónde estamos, recordemos para equivocarnos más amenudo, para sonreir por haber metido la pata de nuevo hasta el fondo. Recordemos para no permitirnos el placer de olvidar.

domingo, 21 de junio de 2009

El hombre que regresó de las profundidades

Os voy a contar la historia del primer hombre que cayó al abismo y consiguió volver ileso. Muchos son los que caen, los que se dejan arrastrar por el agujero negro y se zambullen en una espiral trepidante de días envueltos en mariposas en el estómago. Los vaivenes del viaje son impredecibles, nadie está exento ni destinado a adentrarse en las profundidades. Muchos son los que luchan racionalmente contra la intempestuosidad, los que naufragan hacia islas existenciales para zozobrar y colisionar con las olas de realidad que destrozan el navío en tan sólo dos empujones. Muchos son los que se atreven a desafiar al destino pero pocos son los que regresan ilesos. De entre esos privilegiados se encuentra Marcos. El más temerario de todos.
No sabía lo que ocurriría al saltar del acantilado, siempre tuvo vértigo, pero cerró los ojos, pensó en ella y entonces todo estaba claro. Era la decisión correcta. Asique, cogió carrerilla, aguantó la respiración y se introdujo en sus cambios de corriente, peleó contra las algas que le encadenaban al suelo y esquivó a los tiburones sedientos de sangre fresca. A pesar de las señales de aviso, se dejó seducir por el peligro, por la tentación de encadenarse a ella y latir juntos. Tenía un corazón tan grande que debía compartirlo, tenía un corazón tan puro que nunca se paró a pensar que podría contaminarse. Y entonces sucedió. La sirena consiguió atraerle a su red con promesas y canciones hipnóticas y él no pudo evitar flotar ante tanta perfección, pero la corriente cambió sin previo aviso y la sirena le escupió hacia la orilla guardando su corazón bajo llave en un cofre y apagando su luz con el agua de cocer langostas.
El sol prácticamente le quemó las retinas y entonces lo supo, supo lo que realmente había ocurrido. El tiempo le acompañó, le acunó en las noches más duras, aquellas en las que el mono era casi insoportable y el sudor le dañaba los ojos. Incluso llegó a pensar que moriría de tanto dolor si su vida monotemática continuaba girando entorno a esa maldita sirena. Entonces un día cogió su bañador, se hizo con todo el oxígeno que pudo encontrar y se sumergió de nuevo en las profundidades, no para verla, no para dar con ella, sino para recuperar lo que le habían robado y encontró la llave que abrió el cofre y se hizo con un alójeno que nunca dejaría de brillar. Así fue como nuestro héroe volvió a nacer y sacó su cabeza a la superficie, volvió reluciente y extraordinariamente a salvo con la firme promesa de nunca mirar atrás y el juramento de volver a sumergirse tantas veces como hiciesen falta hasta poder construir su cabaña de coral.

miércoles, 17 de junio de 2009

Héroes

Todos deberíamos ser héroes. Todos deberíamos recibir el reconocimiento justo por tener que soportar tantas gilipolleces. Sin lugar a dudas, deberíamos ser héroes, esos héroes capaces de arreglarlo todo, esos héroes dignos de respeto y admiración que dejan boquiabiertos a los civiles cuando funden una ventana con la vista. Deberíamos ser de ese tipo de héroes que necesitan un trajes de licra sugerente para vencer a los malos, héroes que cuando se hunden despegan más alto rompiendo techos y rascacielos a su paso, héroes tan incomprendidos y especiales que tienen la obligación de vivir en soledad para no causar problemas.
Pero yo conozco otro tipo de héroes, una especie rara con ganas de romper moldes; una especie con fecha de caducidad. Estos héroes no buscan medallas ni aplausos, no quieren entrar en un edificio en llamas y rescatar a ese bebé del cuarto piso que moriría sin su ayuda. No. Estos héroes sólo quieren sobrevivir el día a día de la mejor forma posible sin que falte una sonrisa siempre que sea posible. Estos héroes se alimentan de sueños y de planes en el aire trazados en cafés a media tarde y clavan su mirada en el horizonte para intentar adivinar a qué huele la noche, a qué sabe la felicidad. No obstante, esta noche todo es distinto, todo parece inmóvil y si cierro los ojos respiro el futuro, navego en el pasado y me atrinchero en el presente para no cambiar nada, pero retocarlo todo.
Bien, yo soy uno de esos héroes que espera hacerlo mejor, que aspira a algo distinto y se cree especial únicamente por desear serlo cuando en verdad yo sólo soy una de tantas otras que cree tener alguna oportunidad, que intuye un plan alejado del convencionalismo y los clichés más detestables instaurados en la sociedad. Yo soy de ese tipo de héroes que sueñan para no recordar, que cierran los ojos para no ver la realidad, pero enseguida los abre porque necesita descubirla. "Si no veo no siento, si no leo no podré saberlo, si no te pregunto no me lo dirás, si no conozco no tendré que decir adiós."
Ha llegado la hora de ponerme ese traje de licra sugerente, de leer mentes, saltar de edificios en llamas, romper muros, volar entre luces de neón, levantar camiones, resurgir de la nada cuando nadie se lo espera y ser admirada y aclamada por la multitud. Ha llegado la hora de vivir sin límites, de soñar no sólo por necesidad sino por derecho y cantar sin motivo aparente a pesar del peligro de romper algun que otro vaso. Porque hoy me he levantado hipnotizada por la icertidumbre y la he disfrutado, la he abrazado y he vislumbrado un poquito de esperanza. Por eso hoy echarte de menos no dolía, respirar sola no era un problema, preparar pasta para uno no escondía ningun tipo de simbolismo codificado y hoy por primera vez en mucho tiempo, ser yo ha sido más que suficiente. Eso es ser un héroe.

lunes, 15 de junio de 2009

Es lo que quiero hacer

Si me concentro, si de verdad me concentro en la hoja en blanco y apago la música que me intoxica con sus rimas nostálgicas que se acercan peligrosamente a mi realidad, si despejo mi mente y dejo de pensar en ti, entonces, sólo entonces seré capaz de ver quién soy sin todo el peso de lo demás, de saber por fin cómo se siente la libertad. Si rehuyo imágenes bucólicas que me tientan a soñar, si me escondo debajo de la sábana para no ver lo inevitable, quizá consiga engañar a la realidad y seguir jugando un ratito más en las sombras, en la distancia de la verdad, de una verdad que promete ser demoledora.
Si por fin cuento mi historia ¿seré capaz de créermela? ¿Tendré integridad suficiente para no omitir detalle por escabroso que sea? Me temo que no. ¿Qué tipo de persona quiere ser encasillada en palabras superfluas llenas de dramatismo? Es más divertido engañar, distraer, adaptarse a lo que todos quieren ver o a lo que les dejamos ver. ¿Qué escondo cuando enseño y qué muestro cuando oculto? Probablemente sólo consiga confundirme y he notado que me cuesta distinguir y dar con la solución adecuada, no la que necesito, sino la adecuada. No separo conceptos ni analizo ecuaciones, no resuelvo acertijos ni descifro códigos en otras claves más allá de la del silencio. He conseguido reducirme a lo básico, minimizarme en una ilusión coloreada cada día de un color distinto.
Si pudiese cerrar los ojos y abrirlos a un nuevo mundo. Hacer las maletas y escapar de todo lo que me asusta, romper con el equilibrio lógico de las cosas para desequilibrarlo todo ilógicamente hasta que caiga por su propio peso. Si pudiese recordar mañana lo que diré hoy con las mismas palabras que en su momento preparé, pero es inútil, todo quedará adulterado con el reposo de la oscurirdad. Contorsionistas fónicos que se moldearán a fuego lento en mi garganta hasta que me atreva a darles salida, hasta que te permita escucharlos. Mientras tanto, aqui tienes lo que podría traducirse como un intento patético y laberíntico de decir la verdad, de seducir esos ojos sedientos de sinceridad maquillada con testimonios que únicamente fingen ser verídicos, pero yo sé el trasfondo, conozco muchas formas de evasión para cubrirme las espaldas. Son muchos años de práctica.
Si dijese lo que realmente quiero decirte, lo que realmente debería decirte, todo esto habría sido completamente innecesario, y ahora mismo estaría bajo tu puerta temblando por los nervios a pesar del calor asfixiante con las manos en los bolsillos, la mirada fija en el suelo y la certeza de saber que me estoy volviendo a equivocar, pero ya no importa, es lo que quiero hacer.

martes, 9 de junio de 2009

La primera vez que me hice de goma

Es curioso el don que poseen algunas personas de trasmutarse, de rehacerse a base de otros materiales incompatibles a simple vista con el cuerpo humano para convertirse en elementos totalmente distintos. Yo también quería probarlo. No obstante, requiere un gran poder de concentración y fijación en el objetivo deseado, y en ocasiones, los sentimientos entorpecen el proceso de transformación. El cerebro se queda obnubilado con tanta confusión y mezcla realidades. Fue así como me hice de hierro.
Me acoracé con virutas de plomo minuciosamente erigidas a lo largo de todo el cuerpo a modo de jaula. Cada latido bombeaba la cantidad exacta de sangre imprescindible para seguir funcionando, nada de acelerarse, no había necesidad. Dejó de sentirte, ya no existías, ¿para qué recordarte entonces? Durante nueve meses me hice a la idea y tracé un plan, un plan magnífico, pero el plan falló estrepitosamente y fue así como me converti en cristal.
Estuve muchos años en la cuerda floja; todos esos días de funambulismo me pasaron factura y no tuve más remedio que vulnerabilizarme. Solía seleccionar lágrimas para derramarlas con cuentagotas, pero todo cambió cuando me hice de cristal. Empecé a expresarme a niveles estratosféricos, llegué a metaexpresarme, con la única finalidad de alabar la fragilidad que teji con sueños de esparto para demostrar así al mundo que tengo corazón y que sí lamento tu pérdida y mucho.
Sin embargo, me atrevi a ir más allá. Necesitaba otra forma, otra fórmula y fue entonces cuando me hice de goma. Dudé por un instante entre ser goma o plástico, pero entonces caí en la cuenta de que el plástico se deforma con el sol y todos sabemos que el plástico recalentado no sirve para nada. Entonces eligí la flexibilidad, ser dinámica, no importaba cuánto tirase o me estirase ya que sabía que recuperaría mi forma inicial y comencé a avanzar sin miedo, a pesar de la incertidumbre que rodea todo. Incluso llegaron a poner un globito en mi corazón para que latiese mejor. Todo iba según lo previsto, me encantaba ser de goma, pero la goma se partió y tuve que volver a ser cristal, pero esta vez con matices distintos; esta vez no me rompería, sólo involucioné para brillar y no estropear la vajilla.

lunes, 8 de junio de 2009

De tanto, tan poco

De tanto mirarte
se me desprendió una retina,
de tanto escucharte
perdi un oido en el intento de entenderte
y me fue imposible.
De tanto hundirme
aprendi a subir
a reflotar sin ayuda, ni manguitos
sólo inhalar y expirar, no necesitaba más.
De tanto soñarte
se me olvidó recordarte
se me pasaron por alto
todas esas cosas que se interponían
que rompían nuestro pacto
y sellé nuestro adiós
con un fugaz hasta pronto que se tornaría eterno.
De tanto volver
me perdi por el camino
porque habían arrancado los árboles
que antes me cobijaban
porque ya no se detiene el tiempo en sus hojas
porque ya no me lleva a casa
porque ya no me esperas en la otra punta
con rosas recién cortadas.

miércoles, 3 de junio de 2009

El parque: la burguesía de Toys ´R Us

El parque, ese cubículo rectangular, la creme de la creme de los niños comprendidos en las edades de 3 a 12 años. Todo está estratégicamente colocado: los bancos situados alrededor del rectángulo desde los cuales, padres/madres/abuelos divisan y controlan cada movimiento entre pipa y pipa, y en el centro de todo, el circo romano, una batalla de pelotas, coches y otros artefactos diseñados para dar siempre en la diana como no prestemos atención.
Como buen organismo social que se preste, el parque tiene sus estratosferas y las jerarquías están bien marcadas. Todo ello queda ejemplificado en los distintos tipos de niños, porque, oh, sí, existen distintos tipos de niños. En primer lugar, nos encontramos a los niños malos o little bullies, estos niños tienen la función importante de atormentar y abusar de otros niños, preferentemente de los más pequeños y débiles. A continuación, y muy de cerca, los niños egoistas o infantus posesivus, todo es suyo y no cederán su turno hasta que no sea estrictamente necesario. Existe otro tipo, uno muy peligroso, prácticamente indestructible, se trata de los niños con padres; estos niños gozan de vigilancia y protección asegurada en todo momento, cuando se cruzan dos niños con padres en el mismo parque, da comienzo una batalla campal brutal por hacerse con el dominio de los columpios, el terreno más codiciado. Los perdedores irán al tobogán. Por último, pero no por ello menos importante, tenemos dos ultimos tipos: los niños pacifistas, que no se meten con nadie, sólo quieren divertirse y se conforman con atrincherarse en el rincón que les dejen, y los niños demasiado grandes pero empecinados en salirse con la suya, a primera vista inofensivos, pero pueden volverse violentos si no caben en los columpios. Mucho cuidado con ellos, suelen empujar del tobogán al resto.
¿Cómo sobrevivir en el parque? Es importante no ser forastero, es decir, asistir con frecuencia a un mismo parque y forjar un circulo de amistades, conocidos, unos contactos que te introduzcan en el mundillo. Una vez dentro, es vital pasar desapercibido y tener siempre las mejores pelotas y un cargamento de chuches para recurrir al chantaje en situaciones extremas, incluso sobornos. No es facil abrirse camino, habrá días duros, fríos, lluviosos, esos días en los que está prohibido jugar para no ensuciarse la ropa de los domingos. Es en esos días, donde se demuestra el coraje y valentía para seguir adelante, el niño que se atreve a desobeder a su madre, a sabiendas de una colleja asegurada, ese niño es digno de pertenecer al clan del parque.
El parque, ese lugar para reconciliarnos con nuestro yo de 10 años que se empeña en querer salir , esa versión minimalista de alguien que en su día supo caerse sin llorar, aunque fuera alérgico a la mercromina y el alcohol escociese más, pero el dolor se olvidaba con un regaliz de fresa, la aspirina más eficaz.
Yo sobrevivi al parque y estoy aqui hoy para contarlo, si tú tambien lo lograste, enhorabuena y te animo a compartir tu experiencia.

martes, 2 de junio de 2009

Escapa antes de caer

Para contar esta historia debemos remontarnos a los comienzos, al origen de todos los delirios y sonetos desquiciados, a las responsables de ataques psicóticos y enloquecimientos dramatizados. Me refiero a las musas. ¿Cuántos poetas sucumbieron a la tentación de idealizar? ¿Cuántas almas encadenadas a ocultar la verdad se escudaron en pinceladas de creatividad prestada? Hoy mi musa me ha fallado; la he estado invocando, pero se fue pululando entre los olivos de los innuerables senderos que nos separan y nunca se le ocurre coger un atajo. Ni Meletea, ni Euterpe ni Erato ni mi querida Calíope. Ninguna responde.
Cuatro ninfas encerradas en una mente demasiado fugaz, pero todas supieron escapar, todas se encargaron de encontrar la salida a pesar de las súplicas. Sólo quedan poemas desordenados, restos de versos que intentaron formar parte de algo, de alguien, supongo, pero es difícil llenar una hoja en blanco con palabras que no son tuyas, ya que siempre se queda algo en el aire y la cobardía está muy de moda en estos nuevos tiempos de libertinaje.
Cuatro musas, podría ser un número al azar, pero seamos retorcidos y busquemos las cosquillas a todo; por algo el hombre se caracteriza por ser supersticioso y oscuro. Todos tenemos esa cara oculta que afianza nuestra imperfección estratégicamente diseñada para engañar, para mordernos la lengua hasta que penda de un hilo. Cuatro musas y ninguna ha sabido dar con el soneto que buscaba. Cuatro sueños, cuatro vidas totalmente distintas y si tuviera que elegir, no sabría con cuál quedarme, no al menos hasta después de unos minutos de reflexión rigorosa. Cuatro almas con sus cuatro cuerpos que esconden cuatro corazones tan grandes como puños y cada latido multitudinario se graba a pulso en el mío para recordarme que no laten por mí. Cada suspiro que exhalan va dirigido a alguien más, a alguien que las hace vibrar, a alguien que dibuja sus sonrisas en lienzos de eternidad y sólo puedo cederles el paso, porque en verdad no son mías, nunca lo fueron.
Cuatro épocas distintas de una misma vida, mi vida; cuatro puñales tan pesados como la misma Excalibur y ya ni la noche ayuda a olvidar. La ciudad se ha quedado pequeña para escapar, para esconderme de los cantos y melodías que en ocasiones entonan y me engatusan en su espiral y me encierran en su jaula de cofusión. He vuelto a caer. Una y otra vez, vuelvo a caer cada vez más alto.
Pero por la mañana, la ensoñación se disipa y me levanto con el sabor amargo de la soledad, mientras en mi cama escritos casi a oscuras, reposan los pensamientos que verti con la intención de olvidar.

lunes, 1 de junio de 2009

¿Qué te impide hacer lo correcto?

"Echaba de menos el sonido del timbre" le dijo la mujer de 71 años a su nieta mientras limpiaba el polvo de la puerta y no pudo evitar pensar que podría hacer más de lo que hasta ahora había hecho. De repente, se dio cuenta, lo vio claro y se sentía avergonzada por haber abandonado a esa mujer, esa misma mujer que preparaba el Cola Cao perfecto: con grumos, pero no demasiados, de esos que saben a leche.
¿Cómo había estado tan ciega? ¿Tanto habían cambiado las cosas? Pero si es ella, siempre ha estado ahí, esperándote. Nadie es perfecto y quizás no sea la mejor mujer del mundo, pero está ahí, y nunca había estado tan sola. Todo es diferente para ella. Ella se aferra a ese abrazo que recibe de cuando en cuando y lo atesora, te agarra bien fuerte porque sabe que te marcharás lejos durante mucho tiempo.
Todo está cronometrado y el peso del adiós cae grano a grano en ese reloj de arena que ahora es su vida y tú no lo ves porque sólo te preocupa el aqui y el ahora y pasas por alto esos pequeños detalles que te atormentarán después. "Podría hacerlo mejor, mucho mejor. Podría ser mejor persona. Podría quererte un poquito más."
De nuevo, es hora de despedirse y ella prácticamente te suplica que vuelvas a visitarla antes de irte, y tú, dubitativa, le prometes que lo intwntarás, pero andas liada. Dos versiones, dos mirillas que se oponen: la puerta se cierra tras su espalda y una bocanada de soledad la empuja contra la pared, mientras se acerca a la ventana con la esperanza de verte marchar, de ver cómo te das la vuelta para saludarla con la mano y le lanzas un beso, pero estás con el móvil y te esfumas sin más, ya llegas tarde.

jueves, 28 de mayo de 2009

Ahora que nadie me ve: Adiós


Cuando te vi por primera vez no sonó ninguna canción, ni el mundo parecía moverse a cámara lenta, pero sin duda, lograste hacerte inmortal. Estas son las últimas palabras que te escribo. No más poemas reivindicando promesas de futuro, ni parrafadas sonámbulas que acentúen la frustración de no ser escuchada. Realmente no sé qué más me queda por decirte cuando hablarte me deshidrata e imaginarte me hace aún más pequeña. Ya es suficiente.
Adiós, mi musa impredecible. Tantos recuerdos, tantos momentos consumidos en la humedad del reproche. Has logrado hacerte inmortal, sí. Has conseguido sacar lo mejor de mí y hundirme con ello en cuestión de horas. Me animaste a arriesgar, a pensar que se puede soñar, a soñar que se puede cambiar; me hiciste vulnerable, tan vulnerable que nunca se me ocurrió pensar que podía aspirar a algo más que a ser el suplente de un banquillo demasiado poblado. Contigo me senti indefensa, mis manos nunca sudaron tanto y mis piernas tenían la fea costumbre de temblar cada vez que estabas cerca. Entoces me dediqué a capturar mariposas, no podía soltarlas, tú me lo prohibiste. Malgasté tanto tiempo idealizándote, que me olvidé de conocerte, de ver más allá de mi visión adulterada de ti. Había creado un alterego tan perfecto que el miedo a ser avasallado por la realidad enmudeció las voces de mi conciencia.
Y de repente hoy, un día cualquiera de un mes cualquiera, debo hacer frente al final, al desenlace prácticamente definitivo de cinco años de persecución clandestina, cinco años de dudas, confusión, ternura unicelular que no salió más allá de mis sábanas, a veces adquiría la forma de una sonrisa espontánea cuando te dabas la espalda. Cinco años y sé perfectamente que decir la verdad no servirá de nada, no evitará que me sienta menos miserable ni desligada a tu desdén tan bien cultivado. He intentado abordar esta situación de la mejor forma posible, incluso me crei invencible como tantos otros jóvenes cuando ya sabía lo que ocurriría desde el principio, cuando ya sabía que mi sitio no estaba contigo, pero me empeñaba en hacerme hueco y tu aforo era limitado.
Y de repente hoy, un miércoles como otro cualquiera, debo levantarme, debo abrir los ojos y salir de la cama para decirte adiós. Para darte ese último abrazo, retenerte un poquito más, sólo 4 segundos antes de soltarte para después sonreir porque aún me quedan fuerzas a pesar de todo este tiempo y te alejarás sin mirar atrás, sin darme la oportinidad de llegar a ti y yo, entre una nube de confusión y nostalgia inminente me iré por mi camino, cabizbaja sin ser consciente de lo que esa última hora ha significado, sin ser consciente de que todo había acabado y de que en esta despedida la balanza está injustamente desequilibrada.
Cinco años esperando, cinco años buscándote en sombras que me acecharon tantas noches que me enredé en sus encantos. Cinco años que se han adherido tan bien a mis huesos que que volver la vista atrás duele, y mucho. ¿Cómo poder resumir cinco años en menos de mil palabras? ¿Cómo condensar todo lo que se me pasó por la cabeza, todas las estupideces, insensateces y proezas que llevé a cabo sin éxito? Es simplemente imposible. Nada de lo que hoy pueda decir te hará justicia; nada será suficiente para calificar este lustro que transcurrió en espiral. “Ha sido un placer conocerte” fue todo lo que pude decir, fue la única baza que me quedaba , el último resquicio de dignidad que no me conseguiste arrebatar y 24 horas después, tu pérdida se me presenta borrosa y me sigo empecinando en pensar que el destino algún día nos volverá a encontrar y entonces me verás con otros ojos, con aquellos con los que deberías haberme visto desde el principio pero tus retinas estaban demasiado ocupadas. Mientras tanto, sólo puedo refugiarme en la sonoridad de mis palabras teñidas por el sabor agridulce del fin de una etapa y contar la verdad, mi verdad, sin tapujos ni miedo a ser descubierta. Ya no importa realmente.
Adiós ente omnipresente. Adiós cazasueños egoista y manipulador. Adiós mi preciosa e impredecible desconocida. Adiós querida soledad.

lunes, 25 de mayo de 2009

Cuando todo se mide en segundos de irrealidad

Ya es de noche y vuelvo a desvanecerme en promesas sin cumplir, en sueños que concebi pasajeros, antecesores de los que echarán raices en mi subconsciente. Ya es de noche y tiemblo a 24 grados, tiemblo por el parpadeo del tiempo tan fugaz que estremece, tan vertiginoso que me he hecho adicta al vértigo. No hay droga más dura que el miedo a caer, el terror palpitante de la incertidumbre taquicárdica del mañana, del si será o no ella, de quién será ella.Siempre la misma pregunta, y siempre la misma respuesta. No te cansas de vaticinar, no te cansas de perder; eres un ser sediento de masoquismo extremo que roza los límites de lo obsesivo y el juego ya se está desgastando. Tiraste tanto de la cuerda que te quedaste con los dos extremos y ahora sólo te queda saltar o colgarte del cuello.
Y dime ¿qué vas a hacer? ¿Vas a saltar de una vez por todas y atreverte a volar o te vas a colgar del cuello? Perfecto, otra herida de guerra más para la colección; deberías regalarlas como suplementos, entregas semanales si lo prefieres: "Cada domingo con su periódico llévese un órgano masacrado. Esta semana el corazón metálico tras un duro invierno y recuerden que presentando 5 cupones regalo, les obsequiaremos con un sueño frustrado en LG full HD. Es lo bello del capitalismo: todo está en venta y más si tu integridad anda algo tocada estos últimos días.
Y dime ¿has pensado ya qué vas a hacer? ¿Lo has decidido? (Saltar o colgar...saltar o colgar...saltar o colgar...) Saltar y caer. Saltar y perder.

sábado, 23 de mayo de 2009

Nadie está exento del coche rojo de plástico

Sí, es oficial, ya estoy loca. Los exámenes y trabajos kilométricos han conseguido matar esa única neurona coherente que tanto presumía conservar. ¿Cómo me he dado cuenta? Pues muy sencillo. Cuando te sientas en tu "pseudopasillo" longitudinalmente limitado y te pones a jugar con un coche de juguete que venía de regalo en los cereales y lo persigues corriendo para ver si consigues que vaya más rápido, ahí, justo ahí, has tocado fondo. Y da igual que intentes compensarlo leyendo algún poema profundo de esos que tanto te gustan, o que sigas enfrascada en tu trabajo de la mujer y la educación, porque el día de hoy pasará a la historia como el día que perdiste 5 minutos de tu vida jugando con un coche rojo de plástico con las pegatinas mal pegadas, para variar.

jueves, 21 de mayo de 2009

Sueños que paralizan

Hoy soñé que te desvanecías, que te ibas tan rápido como habías llegado y tuve que hiperventilar porque me parecía demasiado brutal para seguir durmiendo. Todo había sido tan fugaz, pero mi cuerpo no se habituaba a tu ausencia, te seguía abrazando, te seguía sintiendo tan cerca que asustaba y no es la primera vez que me ocurre. No es la primera vez que te pseudopierdo; entonces me despierto entre taquicardias y las sábanas parecen telarañas, yunkes de seda que me empalan contra el colchón y miro tu foto, una de tantas que tengo en cada rincón, para comprobar que sigues conmigo, que cuando vuelva a casa irás a recibirme y querrás jugar a la pelota y me volverás loca como haces siempre; me lo dicen esos ojos que parecen espejos, esos ojos que sólo reflejan esperanza transformada en chispas que desprendes al parpadear.
Sólo ha sido un sueño, uno de los malos. Volveré a cerrar los ojos y me perderé en los derroteros del subconsciente que hoy me han desviado cruelmente del camino hacia el atajo del miedo y la oscuridad. Qué solos podemos sentirnos en tan sólo un momento y qué vulnerables nuestras mentes cuando se rinden a los designios de lo inesperado, de macabras sorpresas que ta dan muy mal rollo a la mañana siguiente. A pesar de todo, seguiré soñando, porque únicamente así sabré que sigo viva.

lunes, 18 de mayo de 2009

Cuando son más de las tres, es mejor dormir

Es la última vez que juego a imaginar, la última vez que me dejo embaucar por un nuevo comienzo, por tentativas, por locuras demasiado tiernas para contenerlas todas juntitas en un rincón. Es la última vez que juego a ilusionarme, nada bueno sale de días oníricos refugiada bajo mi manta de lana con la ingenuidad por delante. Es la última vez que escucho, que lo intento, que me esfuerzo, que cedo y concedo, que doy sin esconderme, o doy, pero no del todo. Es la última vez que te busco, que te espero, que te lloro, que te anhelo, que te hago un hueco en mi deshabitado y ecléctico corazón. Es la última vez que me olvido del miedo para atreverme a volar cuando volvar es de locos, de insensatos ingenuos que se creen con derecho a ser felices.
Es la última vez que me paro a pensar en ti, que me obligo a dejar de pensar en ti cuando las promesas nocturnas se borran con el parpadeo del sol, cuando sé que en cuanto ponga el pie en el suelo todo esto habrá sido en vano. El despertador me cronometra, tomo conciencia de lo que el tiempo significa, cada hora esférica naufragando en vidas paralelas, en visiones mucho más placenteras que la auténtica; y he fabricado recuerdos, más bellos y cálidos que los verdaderos y ya no los distingo, no quiero, no quiero separarlos. ¿Por qué elegir entre locura y crueldad, entre espejismo y lo que ofrece el cristal?
Pero si debo elegir, si no queda más remedio, prefiero empezar de cero; una segunda oportunidad para enorgullecerme de mí, para no cuestionarme, para no menospreciarme, para no considerarme no meritoria de ti. Una segunda oportunidad para aprender a disfrutar de lo que me ha tocado ser y volver a cometer cada error con conocimiento de causa para no preocuparme por los daños colaterales.
Es la última vez que pido perdón por ser quién soy, por sentir lo que siento y cómo lo siento. Es la última vez que te dejo dentro. Sal.

domingo, 10 de mayo de 2009

¿Qué es destino? Destino eres tú

*Para la persona que me ha animado a escribir este intento de reflexión con algo de profundidad. Va por ti Interstella. (Esta dedicatoria valdrá millones algun día, imprímela por si acaso xD)
Destino, una palabra sobrevalorada en la que recaen responsabilidades demasiado abstractas e idealistas. Mi destino fue nacer en el año, día y momento preciso; nacer de mi padre y de mi madre. Ese fallo de una noche se ha convertido en un error autosuficiente, soñador y encadenado a la palabra D.
Destino, curiosa palabra. ¿Es el destino el que nos empuja hacia encuentros fortuitos con el amor de nuestra vida? ¿Es el destino el que nos prepara y entrena para el gran momento a base de negativas, fracasos y tardes de domingo comiendo helado? ¿Es el destino el que nos obliga a esperar, a leer mensajes esporádicos demasiado trascendentales o a inventarnos conversaciones hipotéticas de lo que deberíamnos haber dicho en su momento? Esa última despedida, ese último abrazo que supo a eternidad, al sí definitivo.
He nacido para conocerte, para enseñarte y que me enseñes; he nacido para emprender la búsqueda más importante de mi vida, será dura, pero tengo las herramientas necesarias. Todo depende del destino ¿no? Pero al destino hay quedarle un pequeño empujón; para seguir escribiendo necesitamos tinta, depende de nosotros el color y la pluma que empleemos.
Es cierto, el destino está sobrevalorado, pero aún me gusta pensar que cada día, cada decisión, cada tren que no cogí, cada esquina que no giré o no giré, cada vela que he apagado y apagaré me llevarán a ti. Y si gracias a todo este cúmulo de acciones independientes que componen mi todo me servirán para llegar hasta ti, si el fin del viaje eres tú; no podría haber elegido un destino mejor.
Desconocemos las fuerzas que nos mueven o nos detienen; somos marionetas que cumplen con un propósito, un papel en esta gran función cíclica que es el tiempo. Todo estaba escrito, es más, me aventuro a afirmar que todo estaba preparado desde mucho antes de ser conscientes de que existimos. No sé a ciencia cierta si cada individuo tiene su propio destino, si todo tiene su razón de ser o si, por el contrario, todo forma parte de una gran broma cósmica, pero cada noche me acuesto con la convicción de que cada noche estoy más cerca de encontrarte.

viernes, 8 de mayo de 2009

Si no te gusta, apártalo a un lado

*Reflexión como consecuencia de una ensalada de nueces y pasas indignante

Dicen que queda feo, que "eso no se hace en la mesa", pero para todos aquellos que tienen ciertos problemas con la comida, entre los que orgullosamente me incluyo, si no te gusta, apártalo a un lado. Es preferible quedar como un comensal grosero y maleducado que intentar contener los guifos y muecas desagradables que se dibujan en nuestra cara tras haber pillado un ajo por accidente. Es dificil comer cuando no aguantas el 70% de los alimentos; es más, en ocasiones, ir a un restaurante o ser invitado a comer en una casa ajena, puede convertirse en una temeridad si no conocemos el menú de antemano.
No obstante, las compañías y vendedores son conscientes de la baja popularidad de ciertos alimentos, e intentan incluirlos en cualquier sitio de cualquier forma. Un ejemplo claro de ellos son las pasas. Ya no saben qué inventar para que la gente las coma y la deliciosa ensalada de nueces y pasas que tanto te encanta por la mezcla de las nueces con la salsa se ha visto invadida por una masa negra y pegajosa que lentamente las ha ido excluyendo. Primero fueron los yogures, luego el pan y ahora la ensalada. ¿Qué será lo próximo? ¿Los helado? Noooo!!! Los helados no, por favor; ya hemos cedido demasiado terreno con el bizcocho tierno y esponjoso de Mercadona, pero los helados nos pertenecen. Ahora llega el verano y con los helados no se juega.
Por último, lo que hace genial y maravillosa a esta célebre frase es su versatilidad; es decir, "si no te gusta apártalo a un lado" es válida y útil en cualquier sotuación y contexto: ropa, libros, colonias, amigos, parejas, ex-parejas, regalos de cumpleaños y otros obsequios...No os lo penséis dos veces, si algo no os gusta, os animo encarecidamente a apartarlo a un lado. No os empeñéis en disimular o fingir placer, mentir no es la meta, simplemente sonreid cordialmente y apartadlo a un lado, os ahorrará sufrimientos y traumas gustativos.