Powered By Blogger

martes, 28 de julio de 2009

El masoquismo es lo que impera

Breve apunte: Odio que la gente baje las ventanillas del tren sin permiso. Me da igual que haga sol y moleste; no a todo el mundo le molesta y es una forma muy estúpida de joder el paisaje. Si quieren dormir que aprendan a soportar la luz solar como hacen los nórdicos.
"¿Qué nos impulsa a dar el paso aun sabiendo que estamos perdidos? ¿Quién nos da ese último empujón que necesitamos para atrevernos a hacer lo que llevamos meses secretamente planeando? Es curioso el indice de masoquismo registrado en la sociedad. Los datos son escalofriantes: 4 de cada 10 personas cometen una estupidez cada día, en su mayoría movidas por arrebatos emocionales o empacho desmedido de romanticismo. Parece un porcentaje alto. No obstante lo verdaderamente escalofriante es qué ocurre con esos 6 individuos que actúan de manera impecable. Existen dos teorías totalmente extremistas opuestas entre ellas: unos defienden que ese 60% ya es feliz y no necesita ponerse en evidencia para serlo aún más, mientras que otros prefieren pensar que esta mayoría privilegiada no cree en gestos tontos para obtener un bien mayor. Y es una pena realmente porque no hay nada más liberador que hacer una gran gilipollez de cuando en cuando para descubrir lo que queremos realmente.
Yo me encuentro dentro de ese porcentaje de locos que aún creen en el amor verdadero, de los apasionados del flechazo y la química instantánea, de los mismos que aun siguiendo solos, sueñan despiertos por haber encontrado un nuevo motivo, quizá no el mejor, pero un resquicio de esperanza nunca viene mal. Si, soy uno de ellos a pesar de mi insistencia en equivocarme, a pesar de mi mal ojo e ideas ridículas que nunca acaban bien. ¿Por qué seguir intentándolo? Es una buena pregunta y no creais, yo misma me la formulo con demasiada frecuencia, pero es que la respuesta es tan evidente: sigo intentándolo porque uno de estos días uno de estos intentos cuajará y soñaré despierta con motivo, y me regodearé en las estupideces que nos escribimos cada noche y dibujaré en las nubes caras sonrientes mientras me como un árbol por no mirar por dónde voy, dolerá, y mucho, pero si un chichón es el precio que hay que pagar para ser feliz, ahora mismo firmo cinco.
Asique sí, podría decir que me siento orgullosa de pertenecer a ese 40% que vive de la incertidumbre y falsas esperanzas, esas 4 personas de cada 10 que alguna vez se han planteado contratar a unos mariachis para cantar en la puerta de tu casa, esos 4 individuos que se pierden en poemas romanticones y canciones empalagosas de Celine Dion, esos 4 ilusos que vuelven a casa con un jarro de agua fría y otra grieta más en el corazón. Pero mañana será otro día, un cruce, una esquina, la consulta del médico...cualquier sitio es bueno para empezar de nuevo y volver a intentarlo. El masoquismo es lo que impera.

lunes, 27 de julio de 2009

A grandes rasgos

Tras una nueva perspectiva alejada del subidón del momento y del cansancio marcado en mis huesos, he decidido hacer balance a cinco días de imsomnio, música atronadora y un contacto demasiado exhaustivo con vecinos procedentes de la pérfida Albión. He tenido una semana para pensar largo y tendido sobre una experiencia que "todos debemos pasar una vez en la vida" según palabras de aficionados a las aglomeraciones y sólo se me ha ocurrido preguntarme "por qué?". ¿Por qué dormir una media de 3 horas diarias? ¿Por qué hacer colas interminables hasta para lavarte los dientes? ¿Por qué soportar empujones, puñetazos, guiris borrachos y asalvajados? ¿Por qué fui capaz de montar dos veces nuestra "casa" improvisada con la incertidumbre de si la siguiente noche volvería a desmoronarse? ¿Por qué no me importó alimentarme única y exclusivamente de sándwiches monocondimentados y sobaos a palo seco? ¿Por qué resisti una exposición al sol demasiado alta para lo que estoy acostumbrada?
Pues muy sencillo: porque de todo se aprende y estos cinco días me enseñaron que no podría haber tenido una experienca mejor y porque soy joven y antes de que pueda decir lo contrario, nadie debería perderse la oportunidad de castigarse un poquito para celebrar que podemos castigarnos que podemos sentir dolor, cansancio y satisfacción, todo en cuestión de segundos porque cuando miles de personas sin relación aparente saltan y cantan al unísono el suelo no es lo suficientemente grande para acogernos a todos.

martes, 21 de julio de 2009

48 horas de morfina

Cuarenta y ocho horas para dejar de respirar, sólo 48 horas y todo habrá acabado, no como querías, no como habías planeado, pero todo habrá acabado. ¿En qué piensas cuando los somníferos y calmantes te nublan el juicio? ¿Cómo te entristeces por dejar a los que más quieres cuando no puedes ni abrir los ojos para mirarlos por última vez,para tergiversar sus miradas de compasión por miradas cándidas que te acompañarán hasta el final? "No es justo" piensas; claro que no es justo, nunca lo es y nadie puede obligarte a creer lo contrario, pero estás demasiado débilc omo para dar ese golpe en la mesa que alivie un poquito la rabia; el mismo golpe que todos damos alguna vez y que en ocasiones se encuentra muy cerca de romper alguna articulación.
Y empieza el balance. ¿Lo habré hecho bien? ¿Podría haber aprovechado mi tiempo mejor? ¿Llegué realmente a ser feliz? No sirve de nada martirizarse con preguntas demasiado profundas a estas alturas, no merece la pena desperdiciar estas horas cronometradas en reflexiones sin salida. Cierra los ojos, respira hondo y no te quejes, no maldigas, no llores, no le des ese gustazo, no pienses, no te muerdas la lengua, no caigas en el engaño de arrepentirte de todo, de intentar buscar otra solución para resarcirte y haber propiciado un giro del destino. Simplemente memoriza la cara de tu hija a sus 22 años, y reza por que sobreviva sin ti, por que se convierta en la extraordinaria mujer que debe ser y abrázala, asegúrale que la quieres, que no le quepa duda y que pase lo que pase el cielo siempre es un buen espejo en el que buscarse, incluso cuando las nubes asoman peligrosamente.
Ahora duerme, y tararea esa canción que tanto te obesesionaba cuando besaste por primera vez al chico que te gustaba ¿Recuerdas cómo fuiste corriendo a contárselo a tus amigas? Piensa en cómo te sentiste cuando nació ella, en las promesas que hiciste, en todos los años que envolvías regalos para ella con la ilusión de haber acertado ese año. Cierra los ojos y relaja el cuerpo, déjate llevar sin miedo, sin lágrimas ni llantos quebrados. Véte sin preguntar "por qué hoy" "por qué yo". Así debía ser y nada podría haberlo evitado. Véte con la firme convicción de haber sido una madre impecable, una esposa extraordinaria y de tener uno de los corazones más grandes del mundo. Ojala tuviésemos más de esos, brillan por su ausencia. Véte y acepta este humilde intento de homenaje, esta despedida informal que a nadie interesa en verdad, pero la oscuridad nos asusta cuando la ves tan de cerca.
Véte con la certeza de haber sido un ser magnífico.

sábado, 11 de julio de 2009

11 de julio

Hoy hace ya 7 años y no encuentro palabras suficientes que te hagan justicia. Te quiero.

miércoles, 1 de julio de 2009

Vamos a contar mentiras

Seamos deshonestos para variar y ocultemos una vez más la verdad. Ahora que el día de tu ausencia se acerca vertiginosamente, no diré que siento tu pérdida, no admitiré que te echo en falta, no volveré a repetirme que me equivoqué, que estuve tan cerca, y aún así, me equivoqué. Vamos a contar mentiras tralará para convertir las sardinas en linces y las liebres en gusanos hermitaños que no se separan de ti a pesar de la promesa tentadora de algo mejor, algo eterno y utópico después de todo esto.
Seamos egoistas por una vez y cojamos todo lo que por derecho nos pertenece. No lo dejemos escapar, al menos no sin luchar por ello, porque cuando vuele, ni el tiempo, ni la distancia, ni el sueño nos harán olvidar, nos ayudarán a sentirnos menos culpables. ¿De qué sirvió llorar? ¿De qué valieron esas noches deambulando entre atisbos de verdad si únicamente me hicieron sentir más pequeña? Indefensa. Finita. ¿Qué clase de "Padre" crea a sus "Hijos" con fecha de caducidad?
Once días,cuenta atrás, once días que comenzaron hoy, que me alejaron de lo correcto, once días que me obligaron a despedirme antes de tiempo con un estúpido "hasta mañana". No querías que me fuese, lo sé. No podías admitirlo, y yo lo sabía todo, pero no escuché tu súplica entrecortada por el agotamiento. Tú no eras tú y yo no era yo, al menos lo intentaba para despistarte a ti y a todos, para autoconvencerme de que era lo mejor. ¿Qué fue de esa sonrisa que se te dibujaba al verme aparecer? ¿Qué fue de ese abrazo casi eterno que se resistía a dejarme entrar en casa? Ya he perdido la cuenta de todo lo que no te dije, de todo lo que ahora podría contarte. Espero que te hayan puesto al día de todas las rarezas que estructuran mi vida porque es sólo el principio de todo lo que aún me queda por hacer.
Seamos caprichosos y recordemos únicamente lo que nos apetezca, lo bueno, lo extraordinario, lo eterno. Pero recordemos de corazón, sin que duela, un poquito nada más; recordemos para entender por qué estamos dónde estamos, recordemos para equivocarnos más amenudo, para sonreir por haber metido la pata de nuevo hasta el fondo. Recordemos para no permitirnos el placer de olvidar.