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viernes, 28 de mayo de 2010

Última reflexión

Pensando en el amor verdadero, o amor en general y otras mierdas que surgen a las dos de la mañana he llegado a la conclusion de que todo es cuestión de geografía, en la gran mayoría de los casos, es cuestión de geografía. Vivimos en un sitio, conocemos a alguien, frecuentamos el mismo ambiente, nos fijamos en su ropa, en si fuma, si no, si huele bien o a rancio..y "uohh, surge". Pero ¿qué ocurriría si vivisiémos en otra ciudad, en otro país? ¿Sería entonces nuestra media naranja china, sueca o de Almendralejo? Podríamos hacer un estudio descriptivo o incluso prescriptivo y aún así no obtendríamos resultados feacientes. aunque si existe una tesis sobre las letras de las canciones de los Beatles...what the hell, why not?
El sujeto A se ha sometido voluntariamente al interrogatorio del que obtuvimos que conoció al sujeto B en X, el lugar de residencia de ambos. Admitió haber mantenido contacto con otros sujetos de otras localidades, pero no prosperó. I mediatamente preguntamos "¿por qué?" y esto fue lo que nos respondió: las relaciones a distancia son difíciles.
El sujeto C se ha sometido voluntariamente al interrogatorio del que obtuvimos que ha conocido a varios sujetos, ninguno de ellos residente en su misma localidad. Ante la pregunta "¿algún motivo en especial?" ésta fue su respuesta: el amor no entiende de procedencia, etnia o edad. La distancia entorpece no imposibilita.
Éstos son los resultados, obtengan pues las conclusiones.

La importancia de un monosílabo

Hoy voy a hablaros de la importancia de un monosílabo y de cómo dos letras pueden cambiarlo todo. La importancia de un monosílabo viene determinada por la intencionalidad nula (NO) y o plena (SÍ). El quizá no se contempla. quedan excluidos bisílabos, trisílabos y otros ílabos. "¿Tienes hora? ¿Me prestas "Yesterday y Mañana"?" Monosílabos, en numerosas ocasiones seguidas de explicaciones o excusas irrelevantes. Monosílabos, los fundadores del lenguaje, de signos, una mirada, un guiño...la diferencia entre la nulidad (NO) y la plenitud (SÍ). Tú me nulas y yo te plenitullo, plenitúlleme para que yo te nule o te plenitulla según el diámetro de tu sonrisa.
El mundo se mueve por pequeños gestos que tejen casualidades, que unen caminos que nulan y plenitullen a individuos que se aferran a una palabra prácticamente nimia. "¿Te vas tan pronto? ¿Volverás mañana?" Ojos que se esquivan ante la tentativa de mentir y salir del paso; la nulidad es evidente. "¿Volveremos a vernos?" Mirada al suelo, pequeños golpes con el zapato y un apretón de manos casi de refilón. Nulidad absoluta.
En algunas ocaciones, el miedo al monosílabo, a lo que significa paraliza, aturde, incluso atrofia las facultades mentales y tiene lugar una lucha a vida o muerte entre un SÍ alentador que se tiñe con la sombra volcánica de un PERO siempre sacado de contexto. "¿Te apetece ir al cine? Sí...pero esa ya la he visto" "¿Quieres tomar un café? Sí...pero es que acabo de hacerme las uñas" "¿Quieres volvar cometas y dejarnos arrastrar por el viento? Sí..pero no contigo."
"Sí pero no". ¿Por qué no un NO directamente, un NO rotundo escrito en letras de neón rosa y verde? La sinceridad no es brusquedad si se trata con cuidado, con tacto.
¿Cuánta importancia tiene un monosílabo? Muy simple: equivalente al peso de la pregunta y dependiente de las expectativas puestas en la respuesta.
¿Me plenitulles?

Cuando se pone el punto

Es curioso volver cuando todo ha cambiado, retroceder y ver que nada es como antes. Dónde estabas y dónde estás. No es nostalgia, es...raro, sí, raro es la mejor forma de defirnirlo y evitar elucubraciones de parrafadas interminables que lo dirán todo o creerán haberlo dicho y sonarán bien porque cierran con una frase contundente y sucinta como tienen que ser los finales con ese punto y final que desmiembra el folio. Y la pluma quiere seguir escribiendo, pero una vez puesto el punto ya no hay vuelta atrás.

sábado, 8 de mayo de 2010

En mi álbum de recuerdos

Deshojando neuronas me quedé con dos, una agresiva y otra pasiva. Desde entonces comenzó una lucha carnal para no sucumbir a la bipolaridad. Ante la imposibilidad de conseguir una estabilidad más o menos permanente decidi guardar un álbum de recuerdos y entes que solían desgarrarse las cuerdas vocales afirmando y reafirmando hasta la saciedad que una vez pertenecieron a horas de clarividencia, a horas más familiares e íntimas. Llevo el álbum conmigo en todo momento por si coincido en alguna esquina con alguno de estos entes; evitar la incomodidad mutua de no recordar. Ayer casi olvido a mi primo, me vi en la obligación de hojear el álbum para comprobar que efectivamente era él, subido en su moto con un casco que ocultaba todo atisbo de personalidad, pero los ojos eran inconfundibles.
Llegados a este punto decidi fundir recuerdos, entremezclarlos para ver si así conseguía alterar el original, transformarlo en lo que realmente debería haber ocurrido, pero es dificil modelar recuerdos, siempre se escapa alguna imagen que distorsiona la secuencia. Por eso dejé de hacerlo, los acogí tal y como acontecieron, ni un matiz más ni una mano menos.
Vivo con la incertidumbre de poder reconocer, de identificar a todos los elementos que cronológicamente se asentaron en estas páginas y proclaman seguir un órden. Vivo con el temor de encontrarte un día y no ser capaz de reconocerte y a ti no te importa y bajas la mirada y desapareces en conversaciones rutinarias con acompañantes que desconozco, aliviada, tensa, y yo me quedo absorta en una sombra tan familiar, tan cotidiana, pero se desvanece y ya es demasiado tarde para abrir el álbum.