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miércoles, 27 de julio de 2011

Mujeres hechas de viento

Dedicado a un mes de julio repleto de gilipolleces y sinsentidos.

Echo de menos a las mujeres de viento con sus pulmones abismales, sus "te quiero" facilones y esa fea costumbre de hacerte sentir especial. No existe criatura más peligrosa; nunca entres en su juego, no hables con ellas, ni guardes sus secretos; son únicas en cuestiones de farándula. Poco a poco te hacen suya, formas parte de ellas, al menos eso crees; entonces la mujer de viento desprende su veneno y arrasa, desaparece entre vapores de dudosa salubridad y huye.
-¿Volverá?
Probablemente.
-¿Cuándo?
Nunca se sabe.
-¿Sucumbirás?
Con toda certeza.
Nadie le dice no a una mujer de viento, forma parte de su magnetismo suicida.
Cuando una mujer de viento se propone atraparte, utiliza todo tipo de recursos zalameros para lograrlo, aunque ello signifique recurrir a la adulación. Sólo quiere preparar el terreno para asestar el golpe de gracia. Cómo le gusta el espectáculo y el drama. Siempre idea situaciones límite por el afán de victimismo que finalizarán caóticas con esa ingenuidad casi vomitiva que rezuma burla en cada palabra. Nadie sabe nada, nadie sabe que había nada que saber y el círculo vicioso comienza. Las mujeres de viento siempre tan escurridizas. Mientras la víctima, en un intento soberbio de empatía, cae en sus redes y cede ante el chantaje emocional, o hace las maletas y coge un avión lo más lejos posible de este circo.

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