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martes, 17 de noviembre de 2009

Con la fuerza justa

Respiremos en grupos de cuatro para compartir momentos irrepetibles y comprobar que el aire es limitado cuando se exceden las inhalaciones reglamentarias. Ocho pulmones que medirán los intervalos de oxigenación en horas muertas de aburrimiento; cronómetros de vida que no pueden permitirse el lujo de retrasarse.
Latamos en packs indivisibles para formar pelotones de emergencia entrenados para lidiar con crisis existenciales y bajones que se convierten en pozos sin fondo. Cada latido marca el compás de soliloquios internos que seran modificados a la hora de hacerse públicos por miedo a ser juzgados con la misma ligereza con la que se idearon. Y la insensatez se paga.
Miremos las estrellas en telescopios gigantes con objetivos inmensos que nos recojan a todos en este infinito tan frío y sintamos la libertad desgarradora de pertenecer a la nada, al vacío de ser comunes en la más absoluta arbitrariedad. Porque venimos de horas de pasión, de errores inconscientes que se encarnaron en órganos y vísceras listas para reclamar su lugar en un mundo predeterminado por el afán de prescribir verdades sin tener en consideración el porcentaje de falacia escondido en cada verdad.
Existamos en masa, en multitudes desconocidas unidas por la incertidumbre que todos rehuyen y esquivemos miradas desafiantes y golpes que apuntan a matar. Retemos a las fuerzas que nos separan y a las leyes que nos imponen los valores erróneos. Respetemos la individualidad por haberla ganado, por haber comprendido todo el procesio previo que lleva hacia ella, no por creernos merecedores de ella únicamente por respirar. Todo es un ciclo que puede alterarse, hundirse y reflotar, pero nunca romperse. Seamos inteligentes y giremos con la fuerza justa para no marearnos.

1 comentario:

  1. Pichón, ¿qué te llevó a escribir esto?
    "Existir en masa", "sentir la libertad desgarradora de la nada"... Recorre tu escrito una tendencia a emparejar mensajes positivos y negativos que me gustaría comprender.

    Un besito desde Málaga,

    Lola

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