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miércoles, 17 de marzo de 2010

Kirk Cornan

Kirk Cornan es el superhéroe de moda. Todos quieren ser como Kirk Cornan. Dondequiera que va le acompañan pancartas, zepelines de neón  y admiradores enloquecidos que suspiran por un segundo de atención, o simplemente envidian las ventajas aparentes que tiene escapar de lo convencional. La humildad forzada característica de todos los seres sobrenaturales. "Sólo quiero ser nomal". "Ojalá no tuviera la fuerza de levantar aeronaves o aplastar vehículos aparcados en la calzada".
No creáis, el caso de Kirk Cornan era distinto. Su poder podría tacharse de común, incluso ordinario: tenía una fuerza sobrenatural.  Vaya novedad, ¿verdad? No obstante esa superfuerza venía con una gran tara:  Kirk Cornan era agorafóbico y cada vez que escuchaba una llamada de auxilio se le descomponía el rostro. Era todo un cuadro.  El proceso era el siguiente: se oía un grito de socorro y comenzaba a temblar de forma incontrolada, como espasmos. Empezaban los sudores, veía la inminente salida al exterior y las paredes se iban acercando como un gran abrazo de cemento y gotelé pasado. Cerraba los ojos para intentar reponerse, para evitar empastillarse, porque, seamos sinceros, ña medicación le producía una falta de atención terrible. Por suerte había logrado recucir las dosis a la mitad, pero aun así, en los cambios de estación siempre tenía alguna que otra crisis. Asistió durante unos meses a terapia, pero encontraron más traumas de los recomendados para un principiante y aclamado superhéroe y decidió ir poco a poco. Se centraría en resolver dichos traumas de uno en uno, no hay que abarcar mucho. No quería ser como una de esas personas que empiezan a leer cinco libros al mismo tiempo y luego no se enteran de nada y mezclan historias y personajes y acaban aburriéndose y diciendo "Pues no entiendo por qué le han dado a éste tantos premios". Sí, mejor ir poco a poco, primero ese pequeño inconveniente de no poder salir a la calle, después ya se verá.
En cuanto a los momentos de intimidad, Kirk Cornan tenía ciertas dificultades. ¿Cómo decirlo delicadamente? No funcionaba. Con tan sólo una mirada despreocupada, las féminas caían rendidas a sus pies; esperaban encontrarse con un galán, un casanova, un semental. Cual era su decepción cuando se topaban con un joven imberbe, tímido. de piel láctea y con antifaz, porque recordemos, no podía revelar su verdadera identidad, que ni siquiera podía desabrochar un sujetador. Ellas, con la comprensión impersonal pero diplomática entre dos desconocidos, volvían a casa incrédulas y en parte escandalizadas por lo violento y ridículo de la situación.
Pero problemas sexuales aparte, aún no tocaba hacerles frente, Kirk Cornan era un tipo ejemplar con una moral inquebrantable propia de los grandes. Ayudaba a todo y a todos, desde un gato atrincherado en las ramas de un árbol, hasta niños perdidos, mujeres indefensas. Era el terror de los ladrones, y, por una vez en mucho tiempo,  la ciudad de Némulus podía dormir tranquila bajo la vigilancia de Kirk Cornan, "el pichafloja"...perdón, perdón, me dejé llevar por rimas fáciles...reformulo. Y por una vez en mucho tiempo, la ciudad de Némulus podía dormir tranquila bajo la vigilancia de Kirk Cornan, el superhéroe humanizado.

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