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miércoles, 1 de julio de 2009

Vamos a contar mentiras

Seamos deshonestos para variar y ocultemos una vez más la verdad. Ahora que el día de tu ausencia se acerca vertiginosamente, no diré que siento tu pérdida, no admitiré que te echo en falta, no volveré a repetirme que me equivoqué, que estuve tan cerca, y aún así, me equivoqué. Vamos a contar mentiras tralará para convertir las sardinas en linces y las liebres en gusanos hermitaños que no se separan de ti a pesar de la promesa tentadora de algo mejor, algo eterno y utópico después de todo esto.
Seamos egoistas por una vez y cojamos todo lo que por derecho nos pertenece. No lo dejemos escapar, al menos no sin luchar por ello, porque cuando vuele, ni el tiempo, ni la distancia, ni el sueño nos harán olvidar, nos ayudarán a sentirnos menos culpables. ¿De qué sirvió llorar? ¿De qué valieron esas noches deambulando entre atisbos de verdad si únicamente me hicieron sentir más pequeña? Indefensa. Finita. ¿Qué clase de "Padre" crea a sus "Hijos" con fecha de caducidad?
Once días,cuenta atrás, once días que comenzaron hoy, que me alejaron de lo correcto, once días que me obligaron a despedirme antes de tiempo con un estúpido "hasta mañana". No querías que me fuese, lo sé. No podías admitirlo, y yo lo sabía todo, pero no escuché tu súplica entrecortada por el agotamiento. Tú no eras tú y yo no era yo, al menos lo intentaba para despistarte a ti y a todos, para autoconvencerme de que era lo mejor. ¿Qué fue de esa sonrisa que se te dibujaba al verme aparecer? ¿Qué fue de ese abrazo casi eterno que se resistía a dejarme entrar en casa? Ya he perdido la cuenta de todo lo que no te dije, de todo lo que ahora podría contarte. Espero que te hayan puesto al día de todas las rarezas que estructuran mi vida porque es sólo el principio de todo lo que aún me queda por hacer.
Seamos caprichosos y recordemos únicamente lo que nos apetezca, lo bueno, lo extraordinario, lo eterno. Pero recordemos de corazón, sin que duela, un poquito nada más; recordemos para entender por qué estamos dónde estamos, recordemos para equivocarnos más amenudo, para sonreir por haber metido la pata de nuevo hasta el fondo. Recordemos para no permitirnos el placer de olvidar.

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