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domingo, 30 de agosto de 2009

¿Un mero estado?

¿Y si la soledad es una forma de vida y no un estado transitorio? ¿Y si las mariposas revolotean pero se acaban consumiendo en el estómago hasta apagar su luz? Siempre nos han dicho que existe una persona para cada persona, pero ¿quién garantiza que sea así? ¿Quién se cree con derecho para dar respuestas cuando la pregunta sigue en el aire? "Llegará cuando menos te lo esperes", "Hay más peces en el mar", "No te merece"...expresiones que ya forman parte del vademecum de los consejos absurdos y peligrosamente enervantes.
¿Y si la soledad es una forma de vida y no un estado transitorio? Cena para uno enfrente del televisor; noches de cotilleo barato, chocolate y autoconvicción: "estoy dónde quiero estar y como quiero estar. No necesito más." Es tan fácil no preocuparse, no pensar, no exigir si no te exigen, no dar si no recibes, no soñar si al cerrar los ojos no sonríes. Todo se estanca en este fascinante estado de apatía que se tranforma en un brebaje entrópico. Y ahora las fotos se desvanecen en las retinas, los recuerdos se vierten en urnas que quiebran el silencio y la gramola se ha detenido en las canciones equivocadas. Pista libre para la nostalgia. Rienda suelta a la frustración que tiende a estallar en la más absoluta oscuridad.
Si la soledad es una forma de vida y no un mero trámite, me han engañado. Si abri los ojos para mirar al vacío, si naci para no sentir, para no saber lo que es la perfección, entonces sali perdiendo en el cambio. Sólo hay una oportunidad, un único intento para hacerlo bien, no hay tiempo para pensar en las consecuencias. Los pros y cons ya no son la salida, simplemente el atajo hacia un camino más facil en teoría.
Seamos masoquistas y enfrentémonos a todos los obstáculos que nos invitan a huir si detrás de tanto contratiempo se esconde la respuesta.

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